La TV de pago en Brasil ha perdido 1 millón de suscriptores desde 2014. Eran 20 millones en aquel año, ahora solo tienen 19. Es un servicio caro, ya que la mensualidad varía entre 20 y 80 euros al mes (entre 70 y 300 reales brasileños), y los planos más baratos son extremadamente pobres en contenido.
La llegada de Netflix supuso una revolución en Brasil, donde ya superan los 2 millones de suscriptores que acceden a mucho más contenido por mucho menos dinero (la opción más barata de Netflix es de 19,9 reales, unos 5 euros al mes), y desde su llegada la TV tradicional desenterró el hacha de guerra.
Leemos en la UOl lo que están haciendo para ponérselo difícil a Netflix. Se han juntado en Brasilia varias empresas de este sector (televisión no gratuita) para buscarle problemas al servicio web, y esto es lo que están planeando:
– Quieren que Netflix pague la tasa de «Condecine», un impuesto según el cual debería pagar unos 700 euros por cada película disponibles (3.000 reales), tasa que paga la TV tradicional cuando emite una película.
– Quieren que cada estado de Brasil cobre impuestos a los internautas por el acceso a Netflix, haciendo así más cara la mensualidad.
– Quieren que el internauta pague más si usa Netflix, ya que consume mucho ancho de banda (algo que seguramente no conseguirán, ya que en Brasil se protege la neutralidad de red).
– Quieren que Netflix tenga un 20% de contenido nacional, un porcentaje obligatorio en las cadenas de TV. Esto es realmente difícil, ya que la cadena Globo es propietaria de la mayor parte del contenido nacional, y se niega a asociarse con Netflix.
Como veis, la guerra está su inicio, y los brasileños siguen abandonando las opciones tradicionales para migrar al streaming, algo mucho más lógico en estos días.