Imagina que estás en tu cafetería favorita. La primera vez que vas, tienes que explicar tu orden completa: «un café con leche, sin azúcar, por favor». Pero después de varias visitas, basta con que digas «lo de siempre» y el barista ya sabe lo que quieres. ¿No es genial cuando las cosas se simplifican? Pues algo muy parecido está ocurriendo en el mundo de la inteligencia artificial (IA) gracias al «prompt caching».