Cuando pensamos en computación cuántica, lo primero que se nos viene a la mente son conceptos abstractos y un hardware complicado de entender. Sin embargo, la verdadera magia de la computación cuántica reside en la capa de software que permite a los desarrolladores ejecutar algoritmos complejos en estos sistemas. Hasta hace poco, cada empresa que trabajaba en computación cuántica desarrollaba su propio entorno para interactuar con su hardware. Pero ahora, IBM ha dado un paso importante al abrir su plataforma cuántica a desarrolladores externos, permitiendo que cualquiera pueda ejecutar software en sus procesadores sin necesidad de utilizar las herramientas propias de la compañía.