El reciente veredicto en el caso entre Epic Games y Google ha captado la atención de la industria y los consumidores por igual. Este enfrentamiento legal no es solo una disputa entre dos gigantes tecnológicos, sino que también pone en jaque las prácticas establecidas en las tiendas de aplicaciones, un tema crucial en la era digital.
El inicio de esta saga legal se remonta a la decisión de Epic Games de implementar su propio sistema de pagos en Fortnite, una de las franquicias de videojuegos más populares del mundo. Este movimiento fue visto como un desafío directo a las políticas de la Google Play Store, desencadenando una serie de eventos que culminaron en un juicio por prácticas monopolísticas.