Los clones virtuales están empezando a ser una realidad palpable en el mundo empresarial. Lo comenté hace un par de días en la reunión semanal gratis que hago sobre IA en nas.io/aprende-ia, y lo repito ahora.
Este avance promete transformar las formas en que interactuamos y comunicamos en el entorno de trabajo, ofreciendo oportunidades y planteando desafíos éticos y prácticos significativos. Todo avanza muy rápido, y no podemos hacer nada para pararlo.
Empresas de la talla de Apple, Microsoft y Meta están liderando el desarrollo de avatares virtuales para uso empresarial y personal. Estos avatares, capaces de replicar movimientos faciales y gestos de una manera impresionantemente realista, permiten comunicaciones más dinámicas y personales que las conferencias de video tradicionales. Meta, por ejemplo, demostró esta tecnología en una conversación virtual entre Mark Zuckerberg y Lex Fridman, mostrando lo avanzado de su desarrollo.
Empresas como Synthesia, respaldadas por gigantes tecnológicos como Nvidia, están creando avatares que no solo parecen humanos sino que también pueden hablar en múltiples idiomas y realizar presentaciones de forma autónoma. Os lo mostré hace 7 días. Estos avatares utilizan IA para leer y expresar guiones con gestos y expresiones naturales, lo que reduce drásticamente los tiempos y costos asociados con la producción de contenido audiovisual.
Por otro lado, TikTok está desarrollando funcionalidades que permiten a los influencers virtuales aparecer en anuncios de vídeo, lo que podría revolucionar el marketing digital. Del mismo modo, Microsoft ha introducido un sistema, VASA-1, que crea vídeos altamente realistas a partir de una sola fotografía y un clip de audio, aunque han decidido no lanzarlo públicamente debido a preocupaciones sobre su posible mal uso.
En mi newsletter en Linkedin también traté sobre el tema el lunes pasado, con una guía paso a paso para crear un avatar virtual.
El caso es que, con la capacidad de crear representaciones digitales tan fieles a la realidad, surgen preocupaciones importantes sobre la autenticidad y la privacidad. La distinción entre interacciones reales y virtuales podría volverse borrosa, afectando la confianza en los entornos profesionales y personales. Además, la gestión segura de los datos biométricos que estos sistemas requieren será fundamental para evitar violaciones de la privacidad y asegurar que la tecnología no se use para fines engañosos o malintencionados.
Mirando hacia el futuro, es probable que cada vez más empresas adopten estos avatares para diversas funciones, desde el servicio al cliente hasta reuniones internas y capacitaciones. Este tipo de tecnología no solo promete una mayor eficiencia sino que también podría cambiar fundamentalmente la naturaleza del trabajo, permitiendo una presencia digital que trasciende las barreras físicas y temporales.
Lo que está claro es que tendremos un clon digital nuestro dentro de poco tiempo, y tendrá muchas aplicaciones en muchos sectores.