Ya os dije hace unos días que Trump odia a Facebook y Biden a TikTok, pero ambos están usando las plataformas para divulgar sus campañas (de hecho Biden tiene un perfil reciente en dicha red).
Aún así, los ataques a TikTok continúan (Facebook es nacional, no puede ser atacada de la misma forma).
Antes de comentar los problemas que enfrenta TikTok en Estados Unidos, os voy a comentar una experiencia que me hace sospechar que algo de espionaje sí hay. Recientemente hice una búsqueda en Google sobre un tema del cual no había ningún resultado, una frase de esas que por lo visto no ha buscado nunca nadie. El caso es que pocas horas después volví a hacer la misma búsqueda y me encontré con un resultado en tiktok discover, apuntando a la página de búsqueda de TikTok, con el título exacto de la búsqueda que había realizado antes. Sospechoso. El título era lo que yo buscaba, pero el destino del link era el resultado de la búsqueda de vídeos de TikTok, nada relacionado con el tema.
El caso es que TikTok se encuentra en la mira de los legisladores estadounidenses. El temor subyacente es que los datos de sus millones de usuarios puedan caer en manos del gobierno chino, debido a las leyes de seguridad nacional de China que podrían obligar a ByteDance, la empresa matriz de TikTok, a compartir información sensible.
Un grupo bipartidista de políticos ha propuesto una legislación que pondría a TikTok entre la espada y la pared: o bien se vende a una entidad no china, o enfrentaría una prohibición en Estados Unidos. Esta medida ha traspasado la Cámara de Representantes con una votación abrumadoramente favorable y ahora se dirige al Senado, donde su futuro es incierto. El presidente Joe Biden ya ha adelantado que firmará la ley si llega a su escritorio.
Lo que está en juego no es solo una aplicación popular de videos, sino, según ellos, la seguridad de los datos de aproximadamente 170 millones de usuarios estadounidenses. La preocupación no es infundada; después de todo, vivimos en una era donde la información es poder, y el potencial acceso del gobierno chino a datos personales a través de TikTok es un escenario que muchos en Washington prefieren evitar.
Desde la perspectiva de TikTok, esta legislación no solo amenaza su operación en EE.UU., sino que, según su CEO, podría consolidar aún más el poder de unas pocas redes sociales dominantes, además de poner en riesgo miles de empleos estadounidenses. Por otro lado, los usuarios de TikTok en EE.UU. han expresado su descontento, argumentando que la plataforma ofrece una ventana única para la expresión y el activismo.
La situación en Estados Unidos no es aislada. TikTok ya ha sido prohibido en países como India, Irán, Nepal, Afganistán y Somalia, principalmente por preocupaciones de seguridad. Incluso en la Unión Europea y el Reino Unido, se han tomado medidas para limitar el uso de TikTok en dispositivos gubernamentales.
Estamos ante un dilema global que trasciende a TikTok: cómo equilibrar la innovación tecnológica con la seguridad nacional y la privacidad de los datos. Este debate sentará un precedente sobre cómo las democracias gestionan la influencia de empresas tecnológicas globales bajo jurisdicciones extranjeras, o por lo menos de empresas chinas.