El planeta espejo de Neptuno: una rareza celeste con nubes metálicas

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El cosmos siempre nos sorprende. A unos 260 años luz de nosotros, un extraño planeta, denominado LTT9779 b, plantea un desafío a lo que sabíamos de la astrofísica hasta ahora. Su peculiaridad: un alto índice de reflectividad o albedo y la sospecha de estar cubierto por nubes de silicato y titanato, materiales que, en condiciones terrestres, asociaríamos con el magma y los metales.

¿Qué es LTT9779 b?

Este cuerpo celeste es de tamaño similar a Neptuno, uno de los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar. No obstante, no se parece en nada a nuestro vecino. LTT9779 b orbita extremadamente cerca de su estrella, lo que provoca que su temperatura superficial alcance los 2,000 grados Celsius. Un calor que teóricamente haría imposible la formación de nubes.

El enigma de la reflectividad

El albedo, que se refiere a la cantidad de luz que un cuerpo refleja, de LTT9779 b es de aproximadamente el 80%. Este índice es notablemente superior al de la Tierra (30%) o incluso al de Venus, conocido por su alto albedo, que es del 75%. La pregunta que desconcertó a los astrónomos fue: ¿Cómo puede reflejar tanta luz un planeta que debería ser demasiado caliente para tener nubes?

La respuesta: nubes metálicas

Gracias al uso del telescopio Cheops, especializado en la observación detallada de exoplanetas, los científicos europeos pudieron obtener datos más precisos de LTT9779 b. De acuerdo a un nuevo artículo publicado en Astronomy and Astrophysics, los investigadores proponen la teoría de que el planeta podría albergar nubes formadas por silicato y titanato. Esta composición inusual podría ser la responsable de la impresionante reflectividad del planeta, convirtiéndolo en una especie de espejo celestial.

¿Por qué no se caen las nubes metálicas?

Para entender por qué las nubes metálicas no se precipitan a la superficie del planeta, necesitamos entender primero cómo se forman y se mantienen las nubes en general.

Las nubes en nuestro planeta, por ejemplo, se forman cuando el agua se evapora y asciende a la atmósfera. A medida que el vapor de agua sube y se enfría, se condensa para formar gotitas líquidas o cristales de hielo, dependiendo de la temperatura y la presión. Estas gotas o cristales son lo suficientemente pequeños para permanecer suspendidos en el aire por el momento, y agruparse formando las nubes.

En el caso del planeta LTT9779 b, y según las hipótesis actuales, estamos hablando de nubes compuestas de silicato y titanato, que se encuentran en estado de vapor debido a las altísimas temperaturas de la atmósfera del planeta. Similar a lo que ocurre en la Tierra con el vapor de agua, estas sustancias en estado gaseoso pueden subir a las capas superiores de la atmósfera y allí, bajo ciertas condiciones, condensarse para formar partículas que componen las nubes.

Además, hay que tener en cuenta que la fuerza gravitacional del planeta (que determina «cuánto peso» tiene algo) interactúa con la presión atmosférica y la velocidad de las partículas en la atmósfera. Si las partículas están moviéndose lo suficientemente rápido y la presión atmosférica es lo suficientemente alta, estas partículas (o «nubes») pueden permanecer suspendidas en la atmósfera.

Finalmente, no todas las nubes metálicas deben necesariamente ser «pesadas». Algunos compuestos metálicos pueden formar estructuras moleculares relativamente ligeras, especialmente cuando están en estado gaseoso o condensado a altas temperaturas. Entonces, mientras que intuitivamente podríamos pensar que el metal es siempre pesado y sólido, en las condiciones extremas de un planeta como LTT9779 b, podrían formarse nubes de compuestos metálicos que son lo suficientemente ligeras para permanecer en suspensión en la atmósfera.

Por supuesto, esta es una simplificación y el verdadero proceso puede ser mucho más complejo y depende de muchos factores, incluyendo la composición exacta de la atmósfera, las temperaturas, las presiones, las corrientes atmosféricas, y otros factores que los astrónomos y los físicos todavía están estudiando.

El hallazgo de LTT9779 b resalta la increíble diversidad y complejidad que puede albergar el universo. Nos recuerda que todavía nos falta mucho por descubrir y entender, y que cada nueva revelación puede desafiar y ampliar nuestros actuales marcos de conocimiento. La existencia de un planeta con nubes metálicas, literalmente resplandeciente en la oscuridad del espacio, nos invita a repensar las posibilidades y a seguir buscando los misterios que aguardan en la inmensidad del cosmos.

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