La última polémica en el mundo de la tecnología gira en torno a Google Bard, el chatbot de inteligencia artificial que ahora solicita información de geolocalización precisa. Esta petición ha disparado las alarmas entre los expertos en privacidad, que advierten sobre los peligros de compartir dichos datos con los sistemas de IA.
Implicaciones de la recopilación de datos de geolocalización
Según Sarah Myers West, directora ejecutiva del AI Now Institute, existen numerosas razones para preocuparse por el manejo de los datos de geolocalización. Por un lado, estos datos podrían ser objeto de citaciones judiciales por parte de las autoridades, lo que resulta preocupante en vista de los crecientes temores sobre cómo las fuerzas del orden podrían acceder a los datos de geolocalización en casos controvertidos, como los relacionados con el acceso al aborto.
Además, estos datos pueden ser objeto de abusos o brechas de seguridad, lo que puede derivar en formas de acoso. Se trata de un problema grave, que apunta a la creciente falta de regulación y transparencia en la industria de la IA, que evoluciona a un ritmo vertiginoso y todavía es un territorio poco explorado tanto para los consumidores como para los legisladores.
¿Cómo se usan los datos recogidos?
El manejo de los datos recogidos es otra preocupación fundamental. Según la política de privacidad de Google Bard, los datos recogidos, que incluyen la información de localización, se utilizan para «proporcionar, mejorar y desarrollar productos y servicios de Google y tecnologías de aprendizaje automático».
Mientras que OpenAI, otro actor importante en el campo de la IA, también admite compartir datos de geolocalización con las autoridades, aunque no está claro si su modelo de IA, ChatGPT, recoge este tipo de datos.
La creciente recopilación de datos y la competencia en la industria de la IA
El recopilación de datos de geolocalización detallados es una práctica más intrusiva que la recopilación de datos de direcciones IP. Esto se debe a que los datos de geolocalización permiten rastrear los movimientos exactos de los usuarios, lo que, según Ben Winters del Electronic Privacy Information Center, los convierte en «sustancialmente más sensibles».
En este contexto, se ha destacado que las grandes empresas tecnológicas pueden obtener una ventaja competitiva a través de la recopilación de datos. Así, la competencia en la industria de la IA podría alimentar un ciclo de recopilación de datos cada vez más intrusivo, lo que podría generar preocupaciones aún mayores en el futuro.
Nuestra privacidad es un bien preciado que debemos proteger a toda costa. La recopilación de datos por parte de chatbots de IA como Google Bard y ChatGPT de OpenAI no solo amenaza esa privacidad, sino que también plantea serias cuestiones éticas sobre el uso y el manejo de dichos datos. Es esencial que existan regulaciones claras y sólidas para salvaguardar nuestros derechos y proteger nuestra información de usos perjudiciales o poco éticos.
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