Los avances en la ciencia y tecnología han permitido el desarrollo de un nanorobot híbrido de tan solo 10 micras de ancho, equivalente al tamaño de una célula humana. Este robot está diseñado para acelerar la investigación biológica y ha sido creado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv en Israel.
La inspiración en los micro-nadadores biológicos
Este nanorobot ha sido inspirado por los micro-nadadores biológicos, como las bacterias y los espermatozoides. La idea era diseñar un robot que pudiera moverse fácilmente a través del cuerpo humano, realizar tareas autónomas o bajo la supervisión de un operador y llevar a cabo diferentes análisis celulares.
Funciones del nanorobot
Está compuesto de partículas sintéticas y puede realizar una variedad de tareas, como navegar a través de la muestra celular, diferenciar entre tipos celulares y determinar si una célula está saludable o dañada. Además, el robot está programado para transportar una célula específica para su análisis genético o examen.
Otra de las funciones de este robot es la capacidad de poner un medicamento y/o un gen en la célula única capturada, lo que podría ser de gran beneficio en la creación de un tratamiento dirigido para diversas enfermedades, como el cáncer.
Resultados de la investigación
El equipo de investigadores ha demostrado las capacidades del nanorobot al capturar con éxito células individuales de sangre, células cancerosas y una bacteria. El robot pudo diferenciar entre células saludables y dañadas. Esto podría ser extremadamente beneficioso en el desarrollo de fármacos contra el cáncer y en la realización de análisis celulares en general.
Posibles aplicaciones en la medicina
Gracias a este avance, los científicos pueden ahora realizar análisis de células individuales de manera más sencilla, lo que antes era una gran limitación en la investigación médica. Además, la innovación podría ser utilizada en diagnósticos médicos, transporte y cribado de fármacos, así como en procedimientos quirúrgicos.
El objetivo de los investigadores es desarrollar nanorobots que puedan trabajar dentro del cuerpo humano, actuando como portadores de medicamentos precisamente guiados a su destino, algo que ya lo seguimos en España de cerca gracias a institutos como el IBEC, en Barcelona, entre otros.