Control mental de robots: sensores en 3D permiten controlar robots con el pensamiento

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La ciencia ficción se hace realidad gracias al desarrollo de sensores en 3D que permiten el control de robots mediante el pensamiento.

Un nuevo estudio publicado en la revista ACS Applied Nano Materials describe cómo los investigadores de la Universidad de Tecnología de Sydney han creado unos sensores «secos» que registran la actividad eléctrica del cerebro sin la necesidad de geles conductores, mediante la construcción de una estructura tridimensional que captura las señales cerebrales a pesar de las protuberancias y curvas de la cabeza.

Cómo funcionan los sensores

La electroencefalografía (EEG) es una técnica médica que se utiliza para monitorear las señales eléctricas del cerebro mediante la implantación o colocación de electrodos especializados en la superficie de la cabeza. Los «sensores húmedos» son la versión más común de estos electrodos, que se adhieren al cuero cabelludo mediante un gel pegajoso. Estos sensores pueden causar reacciones alérgicas en algunas personas, por eso no son muy bienvenidos.

Los investigadores han estado trabajando en el desarrollo de «sensores secos» que no requieren geles como alternativa, pero ninguno ha tenido un rendimiento tan bueno como los sensores húmedos. Sin embargo, los nanomateriales, como el grafeno, podrían ser una buena opción. Aunque su naturaleza plana y a menudo escamosa los hace incompatibles con las curvas irregulares del cráneo humano, especialmente durante largos periodos de tiempo.

El desarrollo de los sensores en 3D

Francesca Iacopi y su equipo se propusieron desarrollar un sensor en 3D basado en grafeno policristalino que pudiera monitorear con precisión la actividad cerebral sin necesidad de utilizar geles. Los investigadores produjeron numerosas estructuras recubiertas de grafeno en 3D con formas y patrones variables, cada una de aproximadamente 10 m de grosor.

Un patrón hexagonal fue el que mejor rendimiento ofreció en la superficie curva y peluda de la región occipital, la zona en la base de la cabeza donde se encuentra la corteza visual del cerebro. Ocho de estos sensores se combinaron en una diadema elástica que se mantuvo contra la parte posterior de la cabeza.

Cuando se usaron junto con un visor de realidad aumentada que mostraba señales visuales, los electrodos pudieron reconocer qué línea estaba siendo observada y luego trabajar con un ordenador para traducir las señales en comandos que controlaban la movilidad de un robot de cuatro patas, sin necesidad de utilizar las manos.

Aplicaciones potenciales

Además de las aplicaciones militares, esta tecnología tiene un gran potencial en industrias como la manufacturera, aeroespacial y de la salud, permitiendo a personas con discapacidades controlar sillas de ruedas o prótesis de manera más efectiva.

La tecnología también tiene el potencial de revolucionar la atención médica al permitir el control remoto de equipos médicos durante procedimientos complejos, lo que podría reducir los riesgos y mejorar la precisión.

Esperemos que se usen para el bien, que para el mal ya tenemos muchas opciones.

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