Elon Musk ha estado trabajando en su startup de neurotecnología, Neuralink, que ha estado buscando implantar un chip cerebral en humanos desde su fundación en 2016. Después de años de pruebas en animales, Musk anunció en diciembre que la compañía planea iniciar pruebas en humanos dentro de seis meses.
Las interfaces cerebro-computadora (BCIs) pueden traducir señales cerebrales en salidas digitales, lo que podría permitir a los usuarios mover un cursor, enviar un mensaje de texto o escribir en un procesador de texto con solo pensar. Si bien el enfoque inicial está en casos de uso médico, como ayudar a las personas paralizadas a comunicarse, Musk ha declarado su intención de llevar los chips de Neuralink al mercado masivo, similar a un «Fitbit en el cerebro».
Hay más de 200,000 personas en todo el mundo que ya usan algún tipo de BCI, en su mayoría por razones médicas. Algunos casos de uso incluyen la prevención de convulsiones epilépticas, la detección de enfermedades de Parkinson y la terapia de estimulación cerebral profunda. Además, se han propuesto aplicaciones más especulativas, como jugar videojuegos o manipular la realidad virtual.
Posibles problemas con las interfaces cerebro-computadora
Aunque aún se encuentra en sus primeras etapas, la tecnología de BCIs plantea preocupaciones éticas y de seguridad, especialmente si se utilizan para fines no médicos. Algunos investigadores han informado cambios cognitivos no deseados, como una sensación de dependencia o de que su sentido de sí mismo ha sido alterado. También se han registrado efectos positivos, como mejorar la personalidad y la auto-percepción en pacientes que sufren de depresión y trastorno obsesivo-compulsivo.
La tecnología de BCIs sigue siendo en gran medida un producto de la industria médica, aunque se han propuesto aplicaciones no médicas. A medida que la tecnología continúa mejorando, se acerca a la visión de Musk de tener un «Fitbit en el cerebro». Sin embargo, los problemas éticos y de seguridad continúan siendo una preocupación importante, especialmente si los chips cerebrales pueden cambiar partes importantes de la personalidad de los usuarios.
Según el artículo publicado en Business Insider, los BCI pueden ser causantes de cambios en la personalidad de los usuarios, tanto positivos como negativos. En algunos casos, los pacientes que han utilizado BCIs han informado de mejoras en su personalidad y auto-percepción, especialmente aquellos que sufren de enfermedades como la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo. Por otro lado, algunos pacientes han experimentado cambios no deseados en su personalidad, incluyendo una sensación de dependencia en el dispositivo y una falta de reconocimiento de sí mismos.
Los investigadores están tratando de entender cómo y por qué ocurren estos cambios, pero se ha sugerido que pueden estar relacionados con la alteración de las señales cerebrales o la interrupción de los patrones de actividad neuronal naturales del cerebro. Aunque los efectos a largo plazo de los BCIs en la personalidad aún no se han estudiado ampliamente, los expertos enfatizan la importancia de abordar los riesgos y desafíos éticos asociados con esta tecnología emergente.