Estamos avanzando mucho en el mundo de la robótica, materiales inteligentes, realidad virtual y prótesis, y el poder tener sensaciones reales en piel artificial es un punto clave en este sentido.
La sensibilidad en la piel es difícil de replicar en versiones artificiales, pero ahora han presentado un tipo de piel electrónica que contiene pequeños pelos incrustados capaces de percibir con precisión el tacto y la dirección en que se mueve.
Es posible de esta forma registrar el contacto con algo, así como la presión, la temperatura o incluso el dolor. Pueden usarse para personas que han perdido parte de piel, o para crear prótesis mucho más avanzadas, aunque la idea de robots sensibles al tacto también está muy avanzada.
Han sido investigadores de la Universidad Tecnológica de Chemnitz los que han publicado en Nature los avances en el desarrollo de una piel electrónica que contiene un nuevo tipo de sensor que lo hace más sensible al tacto. Tiene pequeños pelos que recubren la piel, pelos magnéticos en un material elástico con raíces bulbosas que se asientan debajo de la superficie de la piel electrónica y se mueven cuando se toca el pelo.
Cada raíz está rodeada por un sensor magnético 3D, y es capaz de rastrear la posición exacta de la raíz en tiempo real. De esta manera se sabe que se ha tocado el pelo y la dirección de dicho toque.
Los sensores magnéticos pueden fabricarse en grandes números de forma sencilla y plegarse en cajas para albergar las raíces del cabello, siguiendo un proceso llamado micro-origami.
Si un robot es capaz de sentir la dirección del tacto y la posibilidad de que algo «duela», conseguirá avisar a los humanos antes de que ocurra un accidente. Y el sentir la dirección del tacto puede ayudar a encontrar mejor la fuente del dolor.