En los últimos años ya hemos visto modas peligrosas de todo tipo, desde la de hacerse selfies en unas vías de tren para ver quien consigue estar más cerca de la máquina (acabó con varias muertes), a la de subirse al punto más alto posible con el mismo objetivo, la selfie de turno.
Ahora hay una más peligrosa aún, ya que no se trata solo de un riesgo personal, es algo que afecta a terceros.
Hablamos del Happy slapping, una enfermiza costumbre en la que un grupo de adolescentes maltrata a otro y sube el contenido en historias de las redes sociales para que solo se pueda ver durante 24 horas.
El hecho de que las historias desaparezcan solas si no se guardan como destacadas (como en el caso de Instagram), hace que se multipliquen las «bromas» de este tipo, sin miedo a que las autoridades las detecten a tiempo y sin que las redes sociales puedan reaccionar en segundos cancelando el contenido y la cuenta.
LA traducción literal de «happy slapping» sería «palizas felices», pero de felices no tienen nada. Se trata de bullying basado en incitar, grabar y subir a internet agresiones entre menores.
En muchas ocasiones estas historias se viralizan en poco tiempo, y en algunos casos se ha capturado el vídeo y se ha subido en plataformas más permanentes. No son peleas entre menores, son elecciones de una víctima y agresión a la misma mientras otro graba.
En Panda Security afirman que el contenido como Happy Slapping es ya muy común en TikTok, por ejemplo, con medias de edades que rondan los 13 años.
Es muy difícil parar este tipo de actitud, pero todas las redes cuentan con un botón de «denunciar contenido», por lo que en caso de que algo así aparezca en pantalla, animamos a la denuncia, y si ocurre en vuestro grupo de contactos, denunciadlo a las autoridades locales, porque hoy es Happy Slapping, pero puede evolucionar para algo mucho peor.