No cabe duda que de todos los órganos del cuerpo humano el cerebro es uno de los que mayor complejidad encierra en su funcionamiento y en su comportamiento, lo cual hace que no solo resulte un desafío llevar a cabo su estudio, sino también replicar sus acciones.
Sin embargo, un grupo de científicos superaron las dificultades y lograron cultivar organoides cerebrales, obtenidos a partir de la creación de estructuras tridimensionales con aspecto similar al cerebro. Para su cultivo, se utilizaron células madre humanas y, al igual que ocurre en el cerebro humano, estos organoides tienen la capacidad de generar ondas organizadas de actividad.
Al frente de este proyecto se encuentran Bennett Novitch y Ranmal Samarasinghe, miembros del Centro Eli y Edythe Broad de Medicina Regenerativa e Investigación de Células Madre, institución que forma parte de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos.
Qué son organoides
Organoides son órganos en miniatura.
Cuando se habla de organoides, en la última década los especialistas que han trabajado en este naciente campo lograron tomar células del cuerpo de una persona, ya sea de la piel o de la sangre, para llevarlas a un laboratorio e inducirlas para convertirlas en células madre pluripotentes inducidas.
Posteriormente, estas células fueron dirigidas para replicar cualquier tipo de célula presente en el cuerpo humano, incluyendo las neuronas.
Con este logro los científicos pueden ahora estimular las células madre pluripotentes inducidas para que se integren en formas tridimensionales y crear organoides.
Resulta notable la semejanza que presentan estos organoides con los órganos humanos, en contraste con los simples conjuntos de células dispuestos sobre una placa plana y que habían sido durante mucho tiempo el único modo de cultivo celular.
Para qué crearon minicerebros
Para este proyecto, Novitch y Samarasinghe junto a sus colegas procedieron a observar de forma minuciosa la conducta de organoides obtenidos a partir de células madres provenientes de pacientes con Síndrome de Rett, un trastorno neurológico.
Su proposito: recopilar nueva información sobre esta enfermedad, la cual, una vez desarrollada, puede generar retrasos en el aprendizaje, convulsiones y movimientos repetitivos.
Si bien los organoides cultivados para este experimento tenían una estructura y organización en apariencia normal, estos luego mostraron patrones de actividad eléctrica semejante a la que se manifiestan cuando se producen convulsiones en el cuerpo humano.