Mientras la mitad de la población mundial no usa mascarilla, y de la otra mitad, una gran parte la lleva por debajo de la nariz, hay científicos que están estudiando cómo identificar si éstas son tan eficaces como pensamos.
No todas las mascarillas son eficaces, muchas de ellas son de tejido normal que no evita la emisión de partículas, otras no se ajustan bien y otras han sido usadas tantas veces sin desinfectarse que son un riesgo para quien la lleva y para los demás.
Ahora son investigadores de la Universidad de Cambridge los que están usando l impresión 3D para producir fibras electrónicas que podrían usarse como sensores invisibles a simple vista para monitorear la salud. Esta técnica de impresión 3D utiliza plata y polímeros semiconductores para producir un núcleo de fibra conductora, envuelto en una fina funda de polímero, todo en una fibra 100 veces más delgada que un cabello humano.
Este sensor de fibra ha sido transformado en un sistema que monitoriza la respiración de una persona con mascarilla, no solo para detectar con éxito signos de respiración rápida, dificultad para respirar y tos simulada, sino también para rastrear dónde se filtraba la máscara del sujeto.
Lo aplicaron en tela y en máscaras quirúrgicas para detectar que las fugas provienen principalmente del frente, especialmente durante la tos. Cuando se trata de máscaras N95, los investigadores encontraron que la mayoría de las fugas provenían de los lados.
Comentaron que los sensores están hechos de pequeñas fibras conductoras especialmente útiles para la detección volumétrica de fluidos y gases en 3D, y ya está listo para incorporarlos en dispositivos y fabricarlos a escala.
Además de monitorizar la integridad de las mascarillas, estas fibras podrían conectarse a los teléfonos inteligentes para detectar el sonido a través de elementos accionados acústicamente.
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