SpaceX, de Elon Musk, está demandando nuevamente al gobierno federal de los Estados Unidos, pero en esta ocasión desea que las acusaciones no se hagan públicas.
Así es, quiere quiere que su protesta sobre un contrato con el gobierno se mantenga en secreto, ya que la demanda contiene «información confidencial y de propiedad exclusiva e información de selección de fuente no apropiada para su divulgación al público».
Ahora es la corte la que debe determinar si esos documentos deben permanecer secretos o no, pero todo parece indicar a que la demanda está relacionada con el hecho de que la Fuerza Aérea se está preparando para otorgar importantes contratos que pueden valer miles de millones de dólares para algunas compañías.
El año pasado, SpaceX perdió una ronda inicial de financiamiento que la Fuerza Aérea otorgó para ayudar a las compañías a desarrollar sus cohetes para cumplir con los estrictos requisitos del lanzamiento de satélites de seguridad nacional. Musk dijo que la compañía había presentado una oferta por ese contrato, pero su propuesta «no alcanzó la marca», según una revisión del Pentágono.
Mientras SpaceX perdió la financiación, tres de sus competidores (United Launch Alliance (ULA), Northrop Grumman y Blue Origin) compartieron más de 2 mil millones para sus cohetes. Blue Origin, de Jeff Bezos (fundador de Amazon), ha estado negociando con el Pentágono y los miembros del Congreso para ralentizar las adquisiciones, ya que su cohete no estará listo para volar el próximo año.
Ahora se espera que la Fuerza Aérea elija a dos compañías durante el próximo año para dividir los lanzamientos del Pentágono, y seguramente SpaceX es candidata.
No es la primera vez que ocurre, SpaceX ha demandado al gobierno por adquisiciones varias veces en el pasado. En 2014, demandó a la Fuerza Aérea durante la última ronda de contratos de lanzamiento militar, y dijo que se le debería permitir competir contra ULA, una empresa conjunta de Lockheed Martin y Boeing, que mantuvo un monopolio en los contratos durante una década.
