Después de muchos atrasos, de no contestar emails de personas que pedían explicaciones, de no abrir la puerta a los que iban a su despacho (a pedir explicaciones o a ver un modelo ya construido), de realizar promesas que no se cumplían y de atrasar las devoluciones de dinero de quienes las solicitaban, en Lily (lily.camera) informan que cierran el proyecto.
Hablamos de un ambicioso proyecto que consiguió recibir más de 34 millones de dólares de 60.000 clientes, pero que no consiguieron gestionar el dinero correctamente para realizar la producción a gran escala.
El drone, que prometía seguimiento del usuario, ha sido objetivo de cientos de comentarios negativos durante las últimas semanas. La comunicación por redes sociales se congeló, y muchos sospechaban que se trataba de un scam, de un fraude. No ha sido así, y en el artículo The Adventure Comes to an End prometen que devolverán el dinero a todos los inversores.
[…] En los últimos meses hemos tratado de obtener financiación para desbloquear nuestra línea de fabricación y enviar nuestras primeras unidades, pero no hemos podido hacerlo. Como resultado, estamos profundamente entristecidos al decir que estamos planeando cerrar la empresa y ofrecer reembolsos a los clientes.
El dinero será recibido en los próximos 60 días, y en caso de que la tarjeta usada ya esté caducada, tendrá que rellenarse un formulario disponible en su web para que se efectúe el pago por paypal o cheque.
Era una de las promesas más llamativas en tecnología de detección inteligente. Solo teníamos que lanzarlo al aire y ver como Lily podía seguir automáticamente a los usuarios con un disco de seguimiento, disparando fotos y video a lo largo del camino. El drone era impermeable y la duración de la batería llegaba a los 20 minutos, todo por un precio de 500 dólares en preventa.
Pasar de un prototipo a la fabricación a gran escala es difícil, y este hecho lo demuestra una vez más.