Elegida como una de las palabras de 2015 por el diccionario Collins, el Ghosting está cada vez más en boca de todos.
En 2014 se hizo una encuesta en EStados Unidos, un estudio realizado por el instituto YouGov para el Huffington Post en el que se mostró que el 11% de los participantes habían practicado ghosting alguna vez, y el 13% ya lo había sufrido personalmente. La revista Elle también hizo una encuesta sobre el tema entre sus lectores: 26% de las mujeres y 33% de los hombres ya sufrieron el efecto ghosting alguna vez, según indican en g1.
Pero.. ¿Qué es el ghosting?
Ghosting viene de Ghost (fantasma, en inglés), y es una consecuencia directa del uso de smartphones a la hora de conocer pareja por Internet. Usamos cientos de apps a lo Tinder y sitios web donde solo hay un teléfono y, en algunos casos, un email, y empezamos la relación. Quedamos unos días, chateamos a lo Whatsapp y, de repente, uno de los dos «desaparece» digitalmente. Deja de responder mensajes, no atiende llamadas, nada de emails… desaparece cual fantasma, practica Ghosting.
Al no haber una dirección física, la relación entre dos personas depende exclusivamente de los móviles, y cuando uno no tiene el valor necesario para romper la relación personalmente, decide practicar Ghosting pensando que sería mucho más fácil, evitando enfrentamiento directo.
Comienzan a aparecer estudios sobre el efecto que tiene el ghosting tanto para quien abandona como para quien ha sido abandonado. La escusa de «habrá perdido el móvil» se acaba transformando en «qué habré hecho», y el sentido de culpabilidad puede generar una frustración difícil de superar. Por otro lado, quien practica ghosting, puede acabar sufriendo consecuencias serias debido a la sensación de culpa y verguenza que genera.
Como consejo, los especialistas recomienda, a quien ha sufrido ghosting más de una vez, que analice bien las elecciones antes de envolverse en una relación, aunque parece más sencillo decirlo que hacerlo…