Desde hace décadas, los científicos han estado estudiando los cambios drásticos que afectan al planeta debido al cambio climático, y uno de los protagonistas más preocupantes es el glaciar Thwaites en la Antártida, conocido como el «glaciar del juicio final». Este glaciar ha sido objeto de intensos estudios desde 2018, a través del proyecto International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC), y los resultados obtenidos después de seis años de investigación no son nada alentadores. Pero, ¿qué hace que este glaciar sea tan importante y por qué deberíamos estar preocupados?
Un monstruo de hielo en retirada
El Thwaites es gigantesco. Con una extensión de más de 75.000 km cuadrados, este coloso de hielo se ha estado retirando a un ritmo acelerado desde hace más de 80 años. Lo que más preocupa a los científicos es que este retroceso se ha intensificado durante las últimas tres décadas, y parece que la situación solo empeorará en el futuro cercano.
Para poner las cosas en perspectiva, el Thwaites actualmente contribuye con aproximadamente un 4% al aumento del nivel del mar. Pero si este glaciar llega a colapsar por completo, podría causar un aumento del nivel del mar de más de 1 metro. Y si eso no te parece alarmante, imagina lo que sucedería si el resto de la Antártida Occidental siguiera el mismo camino. Estamos hablando de un aumento total del nivel del mar de más de 5 metros, lo que podría poner bajo el agua a ciudades enteras.
El descubrimiento debajo del glaciar
Uno de los hallazgos más preocupantes de los últimos años es que el Thwaites es aún más vulnerable de lo que se pensaba. Anteriormente, se creía que su base estaba protegida por el contacto directo con el lecho marino, lo que impediría que las aguas cálidas del océano llegaran hasta el glaciar. Sin embargo, las mareas altas han estado levantando el glaciar, permitiendo que el agua salada se infiltre debajo de su superficie y acelere el proceso de derretimiento. Esta «intrusión de agua salada» ha provocado una fusión vigorosa del glaciar, lo que ha llevado a los científicos a recalibrar sus predicciones sobre la velocidad de su colapso.
Y es que, aunque los pronósticos originales sugerían que el glaciar podría desaparecer para finales de este siglo, los nuevos estudios indican que probablemente tendremos que esperar hasta el siglo 23 para ver su colapso total. Esto, por supuesto, no es motivo para relajarse.
Más tiempo, pero no para celebrarlo
Es verdad que el hecho de que el colapso completo del Thwaites se proyecte para dentro de unos 200 años en lugar de 100 podría parecer un alivio. Pero como señala Ted Scambos, coordinador científico del ITGC en Estados Unidos, esto no es una excusa para la inacción. Si bien este margen de tiempo podría permitirnos mitigar los efectos, los modelos más recientes predicen una pérdida continua de hielo que se acelerará a lo largo del siglo 22.
La situación es tal que, si no logramos reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, corremos el riesgo de desencadenar el colapso no solo del Thwaites, sino de toda la capa de hielo de la Antártida Occidental. Y si eso ocurre, será prácticamente imposible revertir las consecuencias catastróficas para la civilización humana.
Por lo tanto, aunque ahora tenemos un margen de tiempo algo mayor, esto no significa que debamos postergar nuestras acciones para frenar el cambio climático. Los científicos son claros: la intervención climática inmediata y sostenida tendrá efectos positivos a largo plazo, pero estos efectos tardarán en notarse. El principal motor de este retroceso es el agua profunda y cálida que llega a la base del glaciar, y debemos hacer todo lo posible para moderar su avance.
¿Qué podemos hacer?
Ante esta sombría situación, uno podría sentirse impotente. ¿Qué podemos hacer nosotros, desde nuestras casas, para frenar el colapso del Thwaites? La respuesta es simple pero desafiante: reducir nuestra huella de carbono. Aunque parezca una gota en el océano, las acciones individuales suman. Desde reducir el consumo de energía hasta optar por medios de transporte más sostenibles, cada pequeño cambio puede marcar una diferencia. Y si esto lo combinamos con políticas globales más estrictas que regulen las emisiones de CO2, podríamos estar contribuyendo a retrasar el colapso.
En WWWhat’s new, siempre estamos al tanto de los avances científicos y tecnológicos que podrían ayudarnos a mitigar los efectos del cambio climático. Es crucial que sigamos informándonos y actuando, porque el tiempo corre y las soluciones que tomemos hoy definirán el futuro de las generaciones venideras.
Una llamada urgente a la acción
Es evidente que el glaciar Thwaites es una bomba de tiempo. Aunque el reloj podría estar marcando un poco más lento de lo que pensábamos, sigue avanzando. La ciencia nos da la oportunidad de actuar ahora, y no debemos dejarla pasar. El futuro de nuestro planeta y nuestras costas depende de las decisiones que tomemos en este momento.