Los científicos han dejado claro desde hace tiempo que el amor se siente en el cerebro, no en el corazón. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Aalto en Finlandia ha llevado esta afirmación un paso más allá al mapear exactamente dónde se experimentan diferentes tipos de amor en el cerebro.
El estudio y su metodología
Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para mapear las áreas del cerebro activadas por diferentes tipos de amor, desde el amor romántico hasta el cariño por nuestras mascotas. Para realizar este estudio, reclutaron a 55 participantes, todos ellos padres que se describieron a sí mismos como estando en una relación amorosa. Durante las sesiones de escaneo, se leyeron a los participantes una serie de relatos cortos que evocaban diferentes formas de amor, como la primera vez que vieron a su bebé o una escena entrañable con su mascota.
Una vez dentro del escáner, se les daba un tiempo breve para imaginarse en la situación descrita mientras los científicos registraban la actividad de sus cerebros. Este enfoque permitió a los investigadores crear un mapa detallado que revela qué áreas del cerebro se activan según el tipo de amor experimentado.
Los resultados: diferentes amores, diferentes reacciones cerebrales
El estudio encontró que casi todos los tipos de amor activan las mismas áreas sociales del cerebro, pero en grados diferentes. El amor romántico se siente principalmente en la base del cráneo, la frente y la parte posterior del cerebro. Por otro lado, el amor parental mostró la activación más intensa en el sistema de recompensas profundo del cerebro, específicamente en el estriado, una región relacionada con la respuesta emocional intensa.
Una de las revelaciones más sorprendentes fue que los dueños de mascotas mostraban patrones de actividad cerebral similares al amor humano cuando pensaban en sus animales, sugiriendo un cruce emocional que trasciende las especies. Esto podría explicar por qué muchos sienten que sus mascotas son como «bebés peludos».
¿Cómo se siente el amor de un amigo o de un extraño?
El amor por los amigos y por los desconocidos también presentó activaciones específicas. Mientras que el amor por un amigo activa regiones sociales, el amor por un extraño apenas provoca respuesta. Esto refleja cómo nuestro cerebro prioriza las conexiones cercanas, intensificando la actividad cuanto más estrecha es la relación.
Implicaciones y conclusiones
Este estudio no solo proporciona una vista fascinante de cómo nuestro cerebro procesa diferentes formas de amor, sino que también abre la puerta a nuevas formas de entender nuestras relaciones. Con un mayor conocimiento de estos patrones, podríamos explorar cómo influyen en nuestros comportamientos y emociones diarias.
Para más contenidos científicos y estudios innovadores, no olvides visitar WWWhatsnew.com, donde continuamente exploramos cómo la tecnología y la ciencia nos ayudan a comprender mejor nuestras emociones y relaciones.