Recientemente, muchos usuarios han reportado problemas de conexión Wi-Fi tras instalar la actualización de diciembre de 2023. Este inconveniente ha causado cierta alarma, especialmente en entornos empresariales y educativos.
La situación surge después de las actualizaciones KB5033375 y KB5032288, diseñadas para las versiones 22H2 y 23H2 de Windows 11. Curiosamente, los usuarios domésticos parecen estar menos afectados por este problema. Pero, ¿qué está pasando exactamente? Los adaptadores Wi-Fi en ciertos dispositivos están teniendo dificultades para conectarse a redes, especialmente aquellas que requieren una autenticación 802.1x, algo muy común en redes empresariales y educativas.
Microsoft no ha tardado en reaccionar. La empresa ha reconocido el problema y ha optado por una solución conocida como Known Issue Rollback (KIR), que es básicamente una forma de deshacer la actualización problemática. Esta medida busca aliviar las dificultades que están experimentando los usuarios.
Para los usuarios de casa y los dispositivos empresariales no gestionados, la solución debería llegar automáticamente. Sin embargo, en el caso de los dispositivos gestionados por empresas, se requiere una acción adicional. Aquí entra en juego una Política de Grupo especial que necesita ser instalada y configurada. Este proceso es esencial para solucionar el problema en estos entornos más controlados.
El alcance del problema es significativo, pero se limita a los clientes de Windows 11, en las versiones 23H2 y 22H2. Es interesante notar que las plataformas de servidor no se han visto afectadas.
Al 19 de diciembre de 2023, Microsoft ha marcado este problema como resuelto. Sin embargo, como suele suceder con estos casos, la observación y el monitoreo continuo son clave para asegurar que la solución sea efectiva y completa, especialmente en entornos complejos como los empresariales. Por supuesto, está resuelto si mantenéis las actualizaciones adecuadas en vuestro sistema.
La respuesta rápida de Microsoft es digna de elogio, pero también destaca la importancia de tener procesos robustos de prueba y validación, sobre todo en entornos empresariales y educativos donde las configuraciones de red pueden ser más complejas.