¿Alguna vez has pensado en las ventajas de tener Windows y Linux corriendo en paralelo en tu computadora? No es ciencia ficción, es completamente posible gracias a la Máquina Virtual basada en Kernel (KVM). A continuación, te presentamos una guía para lograrlo.
¿Por qué usar una máquina virtual?
Ejecutar una máquina virtual de Windows junto a Linux ofrece múltiples beneficios. No solo evitas complicaciones con capas de compatibilidad, sino que también puedes usar tus aplicaciones favoritas de Windows sin buscar alternativas de código abierto. Es especialmente útil para desarrolladores que desean probar software en diferentes sistemas operativos.
Introduciendo a KVM
KVM, cuyas siglas significan Máquina Virtual basada en Kernel, es una solución de virtualización completa para Linux en hardware x86 que contiene extensiones de virtualización. Es una herramienta integrada en el propio Linux, lo que significa que se beneficia de todas las características, actualizaciones y mejoras del kernel.
A diferencia de otras soluciones de virtualización que actúan como programas independientes, KVM es un módulo del kernel de Linux, lo que le permite funcionar de manera más eficiente y segura. Al ser parte integral del kernel, tiene acceso directo a los recursos del sistema, lo que se traduce en un mejor rendimiento para las máquinas virtuales.
Uno de los principales beneficios de KVM es su capacidad para ejecutar múltiples máquinas virtuales con acceso directo y sin modificar el hardware. Cada una de estas máquinas virtuales tiene su propio espacio de memoria virtual, disco y otros recursos. Esto significa que puedes ejecutar varios sistemas operativos, incluidos Linux, Windows, macOS y otros, simultáneamente en una sola máquina física.
Además, KVM es de código abierto, lo que significa que tiene una comunidad activa que contribuye constantemente a su desarrollo y mejora. Esto garantiza que la herramienta esté siempre actualizada con las últimas características y optimizaciones. También permite a los usuarios personalizar y adaptar KVM según sus necesidades específicas.
En términos de administración, KVM se puede gestionar mediante diversas herramientas, siendo libvirt (una biblioteca de API de virtualización) y virt-manager (una interfaz gráfica de usuario) las más populares. Estas herramientas proporcionan una interfaz amigable para administrar y monitorear máquinas virtuales, redes y almacenamiento.
Configuración inicial de KVM
Antes de sumergirnos en la instalación de Windows, es esencial preparar nuestro sistema para KVM. Primero, verifica si tu CPU soporta virtualización con el comando grep -Ec '(vmx|svm)' /proc/cpuinfo
. Si el resultado es mayor a 0, estás listo para continuar. De lo contrario, deberás habilitar la virtualización desde la BIOS de tu computadora.
Una vez hecho esto, instala los paquetes necesarios de KVM. El comando varía según tu distribución de Linux. Por ejemplo, en Debian o Ubuntu, usarías sudo apt install qemu-kvm libvirt-daemon bridge-utils virt-manager
.
Cómo habilitar la virtualización desde la BIOS de tu computadora
La virtualización a nivel de hardware es una característica que permite que tu CPU ejecute sistemas operativos en un entorno virtualizado. Para aprovechar al máximo las herramientas de virtualización como KVM, es esencial que esta opción esté habilitada en tu computadora. A continuación, te explicamos cómo habilitar la virtualización desde la BIOS:
- Reiniciar el equipo:
- Antes de acceder a la BIOS, debes reiniciar tu computadora. Puedes hacerlo desde el menú de inicio o apagando y encendiendo el equipo manualmente.
- Acceder a la BIOS:
- Justo después de encender o reiniciar el equipo, presiona la tecla específica para acceder a la BIOS. Esta tecla varía según el fabricante de la placa base o del equipo. Las más comunes son F2, F10, F12, DEL o ESC. En la mayoría de los casos, verás un mensaje en la pantalla durante el arranque que indica qué tecla debes presionar.
- Navegar por la BIOS:
- Una vez dentro de la BIOS, utiliza las teclas de flecha para navegar por los diferentes menús. Busca una sección llamada «Advanced», «CPU Configuration» o algo similar, dependiendo de tu BIOS.
- Habilitar la virtualización:
- Dentro del menú correspondiente, busca una opción llamada «Virtualization Technology», «Intel® Virtualization Technology», «AMD-V» o algo similar. Selecciona esta opción y cámbiala a Enabled o Habilitado.
- Guardar y salir:
- Una vez que hayas habilitado la virtualización, es esencial guardar los cambios. Busca una opción que diga «Save & Exit» o «Guardar y salir». Confirma que deseas guardar los cambios y reiniciar el equipo.
- Reiniciar el equipo:
- Tu computadora se reiniciará automáticamente después de guardar los cambios en la BIOS. Una vez que se haya reiniciado, la virtualización a nivel de hardware estará habilitada y lista para ser utilizada con herramientas como KVM.
Nota: Es importante tener precaución al modificar la configuración de la BIOS, ya que cambios incorrectos pueden afectar el funcionamiento de tu equipo. Siempre es recomendable consultar el manual de tu placa base o computadora para obtener instrucciones específicas sobre cómo acceder y modificar la BIOS.
Preparando el terreno: descarga de Windows 10
Antes de crear la máquina virtual, necesitas el archivo ISO de Windows 10. Puedes obtenerlo directamente desde la página oficial de descargas de Windows. Recuerda seleccionar la edición que prefieras, ya sea de 64 o 32 bits.
Creación de la máquina virtual
Con el ISO en mano, abre el Virtual Machine Manager:
El Virtual Machine Manager, también conocido como virt-manager, es una interfaz gráfica de usuario que permite gestionar máquinas virtuales basadas en tecnologías como KVM, Xen y QEMU. A continuación, te explicamos cómo abrirlo:
Desde la línea de comandos:
- Abre una terminal en tu sistema Linux.
- Escribe el siguiente comando y presiona Enter: virt-manager
- Esto iniciará el Virtual Machine Manager. Si se te solicita, es posible que debas ingresar tu contraseña para obtener permisos de administrador.
Desde el menú de aplicaciones:
- Dependiendo de tu entorno de escritorio, busca el menú de aplicaciones o el lanzador de aplicaciones.
- En el campo de búsqueda, escribe «Virtual Machine Manager» o «virt-manager».
- Haz clic en el ícono del Virtual Machine Manager para abrirlo.
Acceso directo en el escritorio:
- Si has creado un acceso directo para el Virtual Machine Manager en tu escritorio, simplemente haz doble clic en el ícono para abrir la aplicación.
Ahora selecciona «Crear una nueva máquina virtual».
Sigue los pasos, eligiendo el ISO descargado cuando se te solicite. Asigna memoria y núcleos de CPU según las necesidades y capacidades de tu equipo.
Instalación de Windows
Una vez creada la máquina virtual, iníciala y sigue el proceso de instalación de Windows. Selecciona el idioma, formato de hora y método de entrada. Introduce la clave del producto si la tienes, o selecciona «No tengo una clave de producto» para continuar.
A medida que avances, elige la versión de Windows que deseas instalar y sigue las instrucciones en pantalla. Una vez finalizada la instalación, configura las preferencias de usuario y privacidad según tus necesidades.
Más allá de KVM
Aunque KVM es una excelente herramienta, no es la única opción para virtualización en Linux. VirtualBox y VMware son alternativas populares que también puedes considerar para instalar Windows en tu máquina Linux.
La virtualización ha abierto un mundo de posibilidades para los usuarios y desarrolladores. Ya no estamos limitados por las barreras de los sistemas operativos, y herramientas como KVM nos permiten aprovechar lo mejor de ambos mundos. Es un testimonio del poder y la flexibilidad que la tecnología moderna nos ofrece.