A principios de este siglo, el gigante del comercio electrónico Amazon, liderado por Jeff Bezos, innovó en la incorporación de «turcos mecánicos». Estos son trabajadores remotos que colaboran en pequeñas partes de proyectos de computación a gran escala. El concepto se refería a una forma de inteligencia artificial pero alimentada por humanos, conocida como «inteligencia artificial artificial».
El Desafío de la Inteligencia Artificial Artificial Artificial
Hoy en día, un estudio reciente de la universidad EPFL (Ecole polytechnique fédérale de Lausanne) en Suiza, ha identificado una preocupante tendencia a la que han denominado «inteligencia artificial artificial artificial». Este fenómeno describe cómo estos trabajadores remotos se apoyan cada vez más en el contenido generado por inteligencia artificial (IA) para realizar sus tareas.
Este hallazgo, a primera vista humorístico por su redundancia, en realidad esconde serias implicaciones. Si los «turcos» recurren a los Modelos de Lenguaje Grande (LLM) – herramientas avanzadas de IA que procesan y generan texto – para aumentar su productividad y, por ende, sus ingresos, la originalidad humana y calidad de los datos que se alimentan a los modelos de IA podrían verse comprometidas.
Impacto en la Calidad de los Datos
La esencia de los datos provenientes de la colaboración masiva o «crowdsourcing» es la perspectiva humana. Esto es lo que los hace tan valiosos en tareas donde las computadoras tienen dificultades, como etiquetar datos, describir imágenes o responder a las pantallas CAPTCHA. La contaminación de estos datos con la intervención de la IA, pone en tela de juicio la confiabilidad de las operaciones basadas en IA.
Las Estadísticas Revelan
Según el estudio de EPFL, entre el 33% y el 46% de las tareas realizadas en MTurk, la plataforma de «crowdsourcing» de Amazon, se completaron con la ayuda de LLM. La rápida adopción de estos modelos de lenguaje está ejerciendo una presión creciente sobre los trabajadores para producir más y hacerlo más rápido.
Un Llamado a la Acción
Los resultados de esta investigación deben ser considerados como la «canaria en la mina de carbón» que advierte a las plataformas, a los investigadores y a los «turcos mecánicos» sobre la necesidad de hallar nuevas formas de asegurar que los datos humanos sigan siendo auténticamente humanos.
Las IA avanzan a un ritmo acelerado, y las mismas están convirtiéndose cada vez más en herramientas multitarea capaces de manejar texto, imagen y video. Es imprescindible mantener un equilibrio donde la tecnología facilite, pero no suplante, la participación humana. Este estudio nos invita a reflexionar sobre el papel de la humanidad en un mundo cada vez más influenciado por la IA y nos desafía a encontrar maneras de salvaguardar la autenticidad de nuestra contribución en el vasto océano de los datos.
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