Cada vez son más los robots que se presentan inspirados en animales, plantas o insectos diversos, y hoy hemos conocido uno en este sentido.
Se trata de un robot que nace en el MIT usando músculos artificiales electroluminiscentes, simulando el comportamiento de una luciérnaga, ya que son capaces de controlar las alas y emitir luz al mismo tiempo.
La idea es permitir que los robots se comuniquen entre sí usando algún tipo de código. Si un robot está buscando a alguien en un edificio derrumbado, por ejemplo, y encuentra alguna señal de presencia, podría avisar a otros robots con luces, para que sincronicen sus tareas.
Por otro lado, la capacidad de emitir luz permite ahorrar llevar sensores, ya que pueden ser rastreados con la luz. Al evitar sensores, se reduce el tamaño del robot, aumentando la autonomía y permitiendo entrar en lugares donde otros robots no pueden. Los emisores de luz solo aumentan un 2,5 por ciento el peso, y no afectan su rendimiento a la hora de volar.
El informe, que se publicó este mes en IEEE Robotics and Automation Letters, muestra los detalles de fabricación, con capas ultrafinas de elastómero y electrodos de nanotubos de carbono que se enrollan en un cilindro blando. Cuando se aplica un voltaje a ese cilindro, los electrodos aprietan el elastómero y la tensión mecánica agita el ala. La luz se emite gracias al uso de partículas de sulfato de zinc electroluminiscentes en el elastómero.
Para rastrear este tipo de robots, usan cámaras de móvil, capaces de detectar cada color de luz, y con un programa de ordenador se determina la posición y la actitud de los robots con una precisión impresionante.
Es un gran paso para seguir usando la electroluminiscencia en la robótica, ya que permite usar equipos menos sofisticados y sigue ofreciendo el rastreo a distancia.