Imaginad un museo gastando millones en un cuadro de un pintor famoso, para que años después llegue una Inteligencia Artificial y le diga que el cuadro es falso con un 9i% de probabilidad.
Eso es lo que le ha ocurrido a la National Gallery de Londres con el cuadro Sansón y Dalila, de Rubens, un cuadro comprado en 1980 por un valor que llego al top 3 de lo que nunca fue pagado en una subasta de arte (2,5 millones de libras esterlinas en aquella fecha, equivalente a 6,6 millones de libras esterlinas en la actualidad, más de 7,5 millones de euros).
La Dra. Carina Popovici fue la científica que llevó a cabo el estudio. Habla de cómo consiguieron entrenar a una Inteligencia Artificial con 148 pinturas del artista, para que conozca todos los detalles de cómo pintaba Rubens en el siglo XVII. Una vez entrenada, le pusieron frente a Sansón y escupió el resultado: «prácticamente seguro de que se trata de una falsificación».
Cada parche, cada cuadrado, resultó falso, con más del 90% de probabilidad.
La empresa especializada en el tema es Art Recognition, una empresa suiza de la que Popovici es cofundadora. Ha analizado 400 trabajos con esta tecnología y tiene una colaboración permanente con la Universidad de Tilburg en Holanda.
Para muchos críticos no ha sido una sorpresa, ya que varios pensaban que se trataba de una copia de un original de Rubens que se sabe que fue pintado entre 1608 y 1609. La pintura que hay en el museo solo apareció en 1929, el cuadro original se perdió hace más de 300 años.
Los humanos dicen que es falsa porque los colores son poco característicos de la paleta de Rubens, que los dedos del pie derecho están recortados y otros pequeños detalles. La Inteligencia Artificial ha analizado trocito por trocito para llegar a la misma conclusión.
La tecnología de IA, «red neuronal convolucional», analiza diferentes características del trabajo de un artista, incluidos los patrones de pincelada, de forma que esta tecnología puede producir resultados precisos incluso para los artistas que cambiaron significativamente su estilo a lo largo de sus carreras, ya que cada artista tiene una pincelada única.
Sin duda, a partir de ahora habrá una Inteligencia Artificial poniendo sellos de autenticidad en las subastas millonarias.