Hace justo un año, con la llegada de la pandemia del coronavirus Covid-19 y el consecuente confinamiento de la ciudadanía, Zoom estaba pasando de ser una perfecta desconocida entre el gran público a convertirse en la alternativa para establecer comunicación con familiares y amigos desde la distancia, además de incrementar su utilización en las empresas al no poder mantener encuentros presenciales.
Ya conocemos el resto de la historia de Zoom a lo largo de estos doce largos y duros meses, siendo una de las herramientas habitualmente utilizadas a la hora de llevar a cabo sesiones de videoconferencias.
Del autor de Zoom Deleter llega ahora otra herramienta de autosabotaje
Aparejado a su continuo uso durante este periodo de tiempo también apareció el concepto de «fatiga de zoom», al que se califica como un nuevo tipo de cansancio motivado porque la persona afectada pasa horas y horas frente a la pantalla, viéndose en una ventana en la misma, generalmente en una actitud aburrida.
Pues bien, Sam Lavigne, un desarrollador de software conocido por crear herramientas de autosabotaje, llega ahora con Zoom Escaper, una herramienta web para Chrome que permite a la persona interesada escoger la reproducción de uno de los sonidos disponibles a modo de interferencia, que le pueda servir de excusa para escaquearse de la sesión activa en la que se encuentre.
Para usar Zoom Escaper también es necesario descargarse la aplicación gratuita de audio VB-Cable (para Windows y Mac), que permite la transferencia de audio entre aplicaciones, e indicar a Zoom que el audio de entrada se lleve a través de la misma.
Una vez hecho, tan sólo cabe jugar con los efectos disponibles, entre los cuales se encuentran la de los ladridos de un perro, la de una obra de construcción, la de eco y algunas más, algunas más realistas que otras.
Eso sí, se debe elegir un sonido convincente que sirva de interferencia, ya que de nada sirve elegir el llanto de un bebé si los asistentes puedan conocer que la persona que se quiera escaquear no tiene ningún niño pequeño.
Lo único malo de esta herramienta es que la persona interesada no podrá escuchar los efectos sonoros de interferencia que está aplicando sobre su propia voz, aunque siempre se puede recurrir a utilizarlo con cualquier colega.
Desde la web se ofrece los pasos necesarios para utilizarlo, e incluso se ofrece un enlace hacia un videotutorial disponible en YouTube a modo de ayuda adicional. A quien se le ocurra más capacidades para esta herramienta, también dispone del acceso al código fuente con el que podrá crear sus propias versiones.