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Investigación de Facebook analizó el panorama del movimiento antivacunas en la red social

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Los movimientos antivacunas son parte de los emblemas de la desinformación en torno a las problemáticas globales del último tiempo, relacionadas con el COVID-19.

Las redes sociales han sido uno de los canales de difusión más importantes para estos mensajes. Esto motivó el desarrollo de un estudio en Facebook, para ahondar en cómo se desarrolló este fenómeno al interior de esta red social.

Pequeños grupos, amplia repercusión

Un reporte de The Washington Post reveló el análisis realizado por Facebook en torno al movimiento antivacunas y su participación en la red social durante este período de pandemia.

La red social parte asumiendo un fenómeno previamente identificado por estudiosos del área y usuarios cotidianos: la plataforma actúa como una cámara de eco, en la que cualquier mensaje puede viralizarse con un alcance difícil de predecir. Bajo esta premisa, el surgimiento de corrientes antivacunas dentro de la red social se le atribuye a un grupo reducido de usuarios. A pesar de ser pocos, han sido suficientes como para amplificar grandes cadenas de desinformación (es cosa de recordar las teorías en torno al 5G, Bill Gates y George Soros).

Para contener la primera gran ola de desinformación que se desencadenó durante el período inicial de la pandemia en 2020, Facebook endureció sus filtros para los anuncios falsos y engañosos sobre vacunas. Esto ocurrió en octubre, poco tiempo antes de que comenzaran a distribuirse las primeras vacunas en el mundo. 

Posteriormente, junto con promover la difusión de noticias desde fuentes sanitarias oficiales, Facebook implementó filtros para eliminar publicaciones que hicieran alusión a noticias falsas sobre el proceso de vacunación y además, comenzó a notificar la naturaleza errónea de estos datos a aquellas personas que interactuaron con la publicación.

Aunque en teoría estas políticas podrían parecer efectivas, en la práctica no lo han sido del todo. Como no todo es blanco o negro, en aquella intermedia escala de grises pueden clasificarse comentarios que hay que evaluar más acabadamente.

Un ejemplo de estos puntos intermedios delicados puede ser un testimonio post vacunación. Así como puede funcionar como una herramienta referencial, para conocer mejor los efectos de la vacuna y el proceso que hay en torno a su administración, también puede utilizarse para, dentro de un discurso de este tono, enmarcar comentarios que falten a la verdad. Un toque de malas intenciones y un testimonio de esta categoría se puede utilizar para infundir miedo y desconfianza. Este es un desafío para los algoritmos en la actualidad, por lo que en su mayoría, estos casos dependen de una inspección minuciosa.

Los movimientos antivacunas no son un fenómeno nuevo. Incluso la OMS los reconoce como un problema de más larga data. Por ejemplo, según información de este mismo organismo, estas tendencias han jugado un rol importante en el resurgimiento de enfermedades como el sarampión.

El citado reporte de The Washington Post hace especial énfasis en algunas situaciones que atañen exclusivamente a Estados Unidos, donde se centra parte importante del análisis. Sin embargo, este fenómeno se ha desarollado a escala global y el desafío para las redes sociales es de las mismas dimensiones. 

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