Hace pocas horas se repitió en Alemania la escena que ya vimos en Nueva Zelanda este año: un terrorista decidió entrar en una sinagoga y transmitir en directo el atentado, esta vez en Twitch.
El ataque tuvo lugar en una tienda de sinagogas y kebab en Halle, en el Yom Kippur, el día más sagrado del año en el judaísmo. El tirador quiso transmitir todo usando una cámara montada en su cabeza, con el resultado de dos muertos (personas que pasaban por allí, no estaban en la sinagoga).
Por lo visto el tirador no logró ingresar a la sinagoga, pero lo intentó mientras comentaba frases relacionadas contra el feminismo o la negación del Holocausto. Atacó un restaurante turco e intentó entrar en el templo sin éxito.
Amazon, propietaria de Twitch, ha confirmado que el ataque del tirador se transmitió en vivo por Twitch, en un canal creado dos meses antes del tiroteo. Solo unas cinco personas vieron la transmisión mientras estaba en vivo, y al terminar llegó a 2.200 personas en los 30 minutos antes de que Twitch lo eliminara. Twitch también dijo que está trabajando con agencias externas para tratar de evitar que se propague el vídeo del ataque.
Ahora el vídeo está circulando en Telegram, un lugar de difícil acceso y monitorización. La investigadora Megan Squire tuiteó que más de 15.000 cuentas de Telegram vieron clips del tiroteo, por lo que parece que ya es tarde, es imposible eliminar el contenido de Internet.
La transmisión en directo en los diferentes canales online puede monitorearse usando inteligencia artificial. Las grandes empresas, como Google, Facebook o Amazon tienen herramientas que identifican automáticamente el contenido no permitido para bloquearlo antes de llegar a la población, pero en el caso de un tiroteo el caso es mucho más complejo, ya que puede confundirse con un videojuego.
Hace unos meses ya comentamos el caso: Se está trabajando en una tecnología que permitirá diferenciar una transmisión en directo de un atentado con una transmisión de un juego violento, pero por desgracia no se sabe si estamos hablando de algo violento hasta que esa violencia no ha ocurrido.
De momento solo podemos esperar que este tipo de actitud no se transforme en una «nueva moda».