Sobre los videojuegos y el público infantil

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Ya está disponible en Internet un nuevo número de la revista e-ducadores.org, revista en la que varios profesionales dedicados a la enseñanza y al mundo digital comentamos nuestra experiencia sobre los más diversos temas.

En el número de este mes hablamos sobre Videojuegos serios, sobre la Biblioteca y nuevas tecnologí­as, sobre Estrategias narrativas en entornos virtuales para el desarrollo profesional docente, sobre Cultura Maker, sobre Redes y cultura participativa… varios artí­culos para estar al dí­a.

Imagen de niño y padre jugando juntos
Imagen de niño y padre jugando juntos. De depositphotos

Aquí­ os dejo mi colaboración, artí­culo en el que comento mi opinión sobre el mundo de los videojuegos y el público infantil:

Los que nos dedicamos a la enseñanza estamos acostumbrados a escuchar cómo los padres nos piden consejos sobre el tipo de actividades que deben realizar los hijos en su tiempo libre, y en muchas de las conversaciones de este tipo siempre aparecen los mismos “villanos”: el móvil, las consolas… los videojuegos.

Aunque es cierto que en muchas ocasiones es mucho mejor coger un libro o hacer un puzzle que ponerse delante de una pantalla, hay que reconocer que en la mayorí­a de las veces se está culpando a recipiente, no al contenido, y eso es algo que debemos evitar.

Para entender exactamente lo que queremos decir con esta afirmación vamos a ver algunos ejemplos de actividades “digitales” que pueden ser mucho más didácticas que algunos libros:

El simulador del zoológico. Microsoft tiene un juego, disponible en la consola XBOX, que nos permite gestionar un Zoo, y para ello tenemos que adoptar animales, gestionar personal, realizar operaciones de limpieza, establecer precios, decidir si es necesario construir nuevas instalaciones… en el simulador hay decenas de animales disponibles, y cada uno de ellos cuenta con diferentes especies que necesitan de un entorno especí­fico. De esta forma, un niño sabrá que hay varios tipos de jirafas, o que hay leones que viven en la sabana o en un ambiente tropical, o que los tigres siberianos están en peligro de extinción, o que los elefantes de la India son muy diferentes a los africanos… Jugar un par de horas a Zoo Tycoon puede enseñar más sobre biologí­a, administración y distribución de especies en nuestro planeta que con la lectura de 5 libros sobre el tema, y al mismo tiempo les mantiene entretenidos.
SimCity: Sí­, el clásico simulador de ciudades cuenta con funciones extremadamente útiles para reforzar contenido de matemáticas, al mismo tiempo que obliga a usar la lógica y entender mejor la relación entre causa y efecto. Quien dice Simcity dice también Los Sims, otro clásico que ha evolucionado bastante y que permite enseñar conceptos importantes que pueden usarse en el dí­a a dí­a. Para aprovechar al máximo lo que este tipo de juego puede ofrecer, se recomienda que haya siempre un adulto cerca para “comentar mejor la jugada” y aplicarla al mundo real.
Minecraft: Sí­, el famoso Minecraft puede usarse de una forma extremadamente didáctica. Podemos enseñar bases de construcción, fundamentos de electricidad, supervivencia, decoración, gestión de almacenamiento… Personalmente llevo varios años jugando a Minecraft con mis hijas casi a diario (nuestra media hora no nos la quita nadie), y ha sido una fuente inagotable de conocimiento y experiencias que pocos libros son capaces de transmitir.

La lista podrí­a continuar, ya que juegos educativos existen en las más diversas plataformas, pero lo que queremos transmitir no es una colección de “juegos para comprar hoy” y sí­ un recado importante relacionado con no confundir recipiente con contenido.

Existen verdaderas joyas guardadas detrás de las pantallas, y las actividades que realizan nuestros hijos con ellas pueden variar desde la construcción de historias interactivas a la solución de acertijos y problemas matemáticos. Tenemos que ser capaces de identificar esas joyas, de separar lo bueno y lo malo, de saber exactamente lo que nuestros hijos están haciendo con los móviles y tabletas y compartir la experiencia con ellos, no de censurar cualquier actividad “digital” basado en una alergia contagiosa a todo lo que lleva pilas y pantalla.

Cuando éramos pequeños criticaban el tiempo que pasábamos enfrente de la televisión, ahora se critica el tiempo que se pasa frente el móvil o a la PS4, pero pocas veces se profundiza un poco más para saber exactamente dónde está el problema. Si lo que queremos evitar es que pasen mucho tiempo solos, sin relacionarse con otras personas, seguramente la solución está en ofrecer alternativas elaboradas para ello: juguemos a rol o a juegos de mesa con nuestros hijos, pero no prohibamos algo sin ofrecer otra cosa a cambio.

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