Samsung aún no ha escrito el último capítulo sobre el Galaxy Note 7, el buque insignia del pasado año que se convirtió en todo un quebradero de cabeza para la compañía. Después de su retirada del mercado e inicio de las investigaciones para determinar las causas que han provocado los calentamientos e incluso explosiones de modelos (incluyendo modelos revisados), ahora la compañía señala que va a reciclar los dispositivos devueltos de una manera respetuosa con el medio ambiente.
Para ello, ha marcado tres principios en el que sitúa en primer lugar el reacondicionamiento de dispositivos Note 7 cuando proceda. En este sentido, señala los teléfonos reacondicionados o de alquiler, la aplicabilidad dependerá de las consultas con las autoridades regulatorias y operadores, teniendo además en mente la posible demanda local. De momento no ha establecido ni en qué mercados se lanzarán ni cuáles serán las fechas de lanzamiento.
En segundo lugar está que aquellos componentes que puedan ser recuperables, tales como semiconductores y módulos de cámaras, serán separados por empresas especializadas en dichos servicios y utilizados para la producción de muestras de pruebas. Dicho de otro modo, los componentes recuperables de aquellas unidades que no hayan encajado en el primer principio, serán reutilizados.
Y por último se encuentran los procesos de extracción del resto de componentes donde, según señala Samsung en su nota de prensa, primero se procederá a extraer metales preciosos como el cobre, níquel, oro y plata, utilizando empresas ecológicas especializadas.
Samsung también se compromete unirse a los esfuerzos de investigación y desarrollo de la Unión Europea para desarrollar nuevos métodos de procesamiento respetuosos con el medio ambiente. Queda claro que los modelos recuperados se someterán a procesos para evitar perjuicios al medio ambiente, y de paso, dar una segunda vida a aquellas unidades que puedan ponerse de nuevo al mercado con una serie de mejoradas introducidas.