Imaginad unas torres de siete metros de altura capaces de limpiar hasta 30.000 metros cúbicos de aire al día usando muy poca energía. Imaginad estas torres distribuidas por China, con el objetivo de llegar a México y a India posteriormente. Ahora imaginad a las mismas torres comprimiendo las partículas capturadas en pequeños cubos, cubriéndolos de resina para hacer joyas… sí, eso existe.
Lo leemos en este artículo de la CNN, una idea que nació del artista Daan Roosegaarde en 2014 y que cobra vida gracias a la asociación con el Ministerio de Protección del Medio Ambiente de China. Son torres que usan la tecnología de iones para atraer y capturar las pequeñas partículas de la contaminación – PM2.5 y PM10, pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, y cuyo diámetro es menor que 10 µm en el caso de PM10 y menor a 2,5µm en el caso de PM2.5. Las torres pueden dejar el aire hasta un 75% más limpio, aunque se necesitarían miles de ellas para poder limpiar una ciudad.
Con solo 1.400 vatios de potencia cada una, las torres llegarán a China en septiembre, empezando en Pekín, y dependiendo de lo efectivas que sean, empezarán a multiplicarse por el país.
Lo curioso es lo que hace con las partículas capturadas: las comprime y las transforma en joyas. Ya se han vendido 1.000, y se siguen pidiendo más. Parece que a todo el mundo le gusta tener algo de polución guardada dentro de resina en su propio dedo.
Esperemos que la idea no termine aquí, que siga evolucionando para permitir eliminar esa capa oscura gigante que invade nuestras ciudades.