Más que una revolución de precio, Uber es una revolución de «forma de hacer las cosas». No es mucho más barato que un taxi, ni más seguro, ni más rápido… pero permite burlar los límites impuestos por las ciudades en lo que se refiere a «número de licencias existente», ya que cualquiera puede ser conductor de un coche uber si cumple unos pocos requisitos, sin licencias millonarias.
Uber aumenta así el número de «taxis» existentes en las ciudades, garantizando coches modernos y cómodos, aplicaciones móviles constantemente actualizadas y precios ligeramente más baratos (aunque esta última condición no se cumple en todos los lugares ni en todos los trayectos).
El caso es que el ruido generado por este modelo es semejante al que oímos con Airbnb en el mundo de los hoteles, y eso siempre es publicidad gratuita, publicidad que ahora ha llegado a los oídos del «google chino»: Baidu.
La asociación entre Baidu y Uber solo ha sido confirmada ahora, y parece ser que hay 600 millones de dólares de inversión por parte de Baidu en el proyecto, aunque el número no ha sido confirmado por la empresa.
No se sabe exactamente lo que pretende Baidu con esta inversión, aunque seguramente desea que Uber entre con más fuerza en su país, ya que ampliarse en el resto del mundo no depende solo de dinero y sí de la legislación en cada una de las regiones. Recordemos que Uber ya está prohibido en varios países, con pena que varían desde cárcel a los conductores a multas gigantescas.