Cuentan en PageSix, publicación de New York Post, que el hotel Union Street Guest House ubicado en la misma ciudad de este popular diario norteamericano, ha adoptado una curiosa política para «evitar» las malas reseñas de los invitados «desagradecidos»:
Si ha reservado el hotel para una boda u otro tipo de evento y nos ha dejado un depósito de cualquier tipo para que sus invitados se hospeden en el hotel, habrá una multa de 500 dólares que serán deducidos de su depósito por cada crítica negativa puesta en cualquier sitio de Internet por alguno de los presentes en la fiesta/recepción de su boda o evento.
…y los 500 dólares les serían devueltos tan pronto se eliminen las críticas negativas. Hablan en PageSix y en VentureBeat que la multa se aplicaría particularmente a las reviews negativas recibidas en su perfil en Yelp (yelp.com), el popular sitio de recomendaciones y comentarios de locales comerciales donde «cualquier usuario» puede dejar sus críticas y una calificación de 1 a 5 estrellas sobre los sitios que ha visitado para adquirir algún producto o servicio incluyendo el hospedarse.
Dos cosas son interesantes evaluar en este curioso caso: La primera es que el hotel tiene derecho a expresar su disgusto con algunos huéspedes que realmente son desagradecidos y no valoran ni el mayor de los esfuerzos por ofrecerles un buen servicio. Ponen el ejemplo de un invitado a una boda que los valoró negativamente porque no le servían hielo sabiendo que eran épocas de verano y la temperatura alcanzaba los 40 grados centigrados -eso sí, la respuesta por parte del hotel fue un tanto agresiva, iniciaba como «Sabíamos que querían emborracharse pero…»-.
Por otra parte, no se puede pretender controlar la opinión pública y mucho menos en Internet. De hecho, aunque Yelp es importantísimo y pudieron haber trabajado en estrategias para promover las buenas reviews -por ejemplo, con descuentos a los novios por las buenas reseñas de sus invitados-, por haberle prestado demasiado interés a este sitio y a los demás portales de recomendaciones, han sacrificado hasta el buen trato que deben dar a los novios pues son ellos los que deben desembolsar las mayores sumas -aunque pueden haberse equivocado con su lista de invitados, los novios no tienen la culpa de que los familiares les dé por ser patanes-.
Otro pequeñísimo detalle que no han tenido en cuenta es que en Yelp cualquiera puede dejar una recomendación, así que como imaginarán, con lo viral de este curioso caso, su perfil se ha llenado de decenas de reseñas negativas de usuarios que ni siquiera han visto la entrada del hotel en Google Street View y mucho menos han visitado su sitio web o se han hospedado en sus instalaciones. En fin, otra lección de la web social para todo aquel que cuente con un local comercial: ¡La razón va primero!