Cuando fui a España en septiembre tuve la oportunidad de conocer la famosa fonera, instalarla y probar todo lo que se comenta en la blogosfera sobre el tema.
Volví a tierras brasileñas con una fonera debajo del brazo con la intención de mostrar la idea a amigos, familiares, clientes y vecinos imaginando que, en breve, tendríamos la versión en portugués del site y, quién sabe, foneras en las calles a un precio asequible.
Pasaron algunos meses y nada.
¿La voluntad, creatividad y personalidad de los brasileños se tropieza de nuevo con burocracia, impuestos e ignorancia de las altas esferas?.
¿Estoy en el país adecuado para hacer negocios en Internet?. La intuición me dice que sí, la realidad me genera albinas muestras de cabello.