Seguramente muchos recordaréis la serie «Lie to me» («Miente, si puedes», en español), inspirada en el trabajo científico del Psicólogo Paul Ekman. En la serie, y en los estudios de Ekman, podemos ver cómo es posible reconocer emociones a través del movimiento (muchas veces involuntario) de partes del rostro, y es eso lo que está siendo tratado en el mundo digital para que la tecnología consiga analizar lo que está sintiendo el cliente.
Desde la empresa Emotion Research LAB nos envían más información sobre este asunto, realmente interesante y útil en una infinidad de sectores.
Emotion Research LAB es la única empresa española que tiene tecnología de reconocimiento facial propia y mucha experiencia en el campo de la marketing y de la política. El método es científico, con software basado en la comentada teoría de las microexpresioness del psicólogo Paul Ekman. Emotion Research LAB ha sido impulsada por la aceleradora Lanzadera y abre ahora ronda de inversión. Ellos son los responsables de un programa capaz de medir el grado de dolor expresado en las contracciones de los músculos faciales en pacientes pediátricos operados de apendicitis, por ejemplo.
El uso en la política es obvio. ¿Por qué fallan los sondeos electorales y las encuestas de consumo? Según las neurociencias falla la metodología tradicional, porque en el proceso de toma de decisiones la emoción se sitúa al inicio y es lo que impulsa la acción. Las encuestas tradicionales entienden el proceso como frío y racional.
En marketing y ventas las grandes compañías ya están haciendo las encuestas con tecnología como la de Emotion Research LAB, analizando por webcam qué emociones transmiten los productos en los potenciales consumidores (sabor, envoltorio, comparación de productos…), de un modo más barato, rápido y efectivo. Emotion tiene una solución que se integra fácilmente en los paneles y que no sólo mide las emociones sino el grado de atención a través de eye tracking. Tenéis una demostración en demo.emotionresearchlab.com.
Apple, sin ir más lejos, acaba de adquirir por 20 millones de dólares la empresa Emotient y su sistema de última generación de coding emocional. Las empresas persiguen el descubrimiento de las emociones de los consumidores porque, a diferencia de las palabras, no mienten, difícilmente pueden ocultarse.