Es el sueño de todo aquel que quiere ser inmortal, tener su cerebro dentro de un robot después de que el cuerpo humano deje de funcionar, migrando así su consciencia, inteligencia y recuerdos.
En eso están trabajando en HUMAI, una compañía australiana que está trabajando de momento en la parte de software, aplicaciones que durante años analizarían el comportamiento de sus clientes para que, en el futuro, ayuden en la construcción del robot que alojaría su cerebro.
Comentan en techspot.com que tienen previsto tener el primer humano-robot dentro de 30 años, ya que la tecnología capaz de migrar la consciencia con un implante de cerebro y algunas aplicaciones está avanzando bastante rápido. Usarán nanotecnología para tener siempre el cerebro en buen estado, reconstruyendo células y garantizando que la parte orgánica nunca muera una vez implantada, aunque, claro está, no explican cómo lo harán.
Por supuesto, de momento solo son promesas vacías, no hay base científica que pueda garantizar algo así. De hecho en la empresa solo son cuatro personas, y el fundador no es científico, por lo que parece que simplemente están trabajando en la base del software con la esperanza de que la medicina, biología, química y demás ciencias sean capaces de evolucionar lo suficiente como para garantizar el éxito de su idea.