Cuando llegó Internet al mundo, el sector educativo tembló de miedo. El acceso a una enciclopedia universal portátil era un riesgo para la metodología que se estaba aplicando, pero con el tiempo, muchas instituciones (no todas) se han acostumbrado a tratar a la web como una amiga, no como algo que deba ser evitado en todo momento.
Con ChatGPT y similares ocurrirá algo parecido. El mundo educativo está pensando en cómo se podrá evaluar a los alumnos con una herramienta así en manos, porque, no lo dudéis, dentro de «poco» la tendrán integrada hasta en las calculadoras.
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