La prosopometamorfopsia (PMO) es una afección poco común que distorsiona la percepción de los rostros, convirtiéndolos en visiones que algunos describen como «demoníacas». Este trastorno afecta la manera en la que vemos las caras, alterando sus características hasta el punto de no reconocerlas. Es un fenómeno fascinante y, al mismo tiempo, inquietante que arroja luz sobre cómo nuestro cerebro procesa los estímulos visuales específicos de los rostros humanos.