Desde mediados de 2025, Cloudflare ha intensificado su lucha contra los bots de inteligencia artificial que intentan recopilar contenido en la web sin autorización. Su CEO, Matthew Prince, reveló en una entrevista con Wired que la compañía ha bloqueado más de 416.000 millones de solicitudes de este tipo desde el 1 de julio. Esta cifra no solo es impactante por su magnitud, sino por lo que implica: un cambio profundo en la manera en que los modelos de IA se entrenan y acceden a información.
Los bots de IA funcionan como aspiradoras digitales, recorriendo sitios web y extrayendo texto, imágenes y datos para alimentar modelos generativos. El problema surge cuando este proceso se realiza sin consentimiento ni compensación, lo que ha despertado una fuerte reacción de plataformas que alojan contenido valioso. Para Prince, la IA representa un cambio de paradigma en internet, y este cambio exige nuevos marcos de equidad y respeto por los derechos de autor.
Google en el punto de mira
Una de las críticas más contundentes de Prince está dirigida directamente a Google, a quien acusa de usar su posición dominante para fusionar sus rastreadores de búsqueda y de entrenamiento de IA. En la práctica, esto significa que si un sitio web desea bloquear el acceso de bots de IA para evitar que su contenido sea usado en el entrenamiento de modelos, también se arriesga a desaparecer del índice de búsqueda de Google, perdiendo visibilidad.
Prince compara esta situación con un giro de guion en una película de superhéroes: «El héroe de la película anterior se convierte en el villano de la siguiente». Para él, Google se ha convertido en un obstáculo para avanzar hacia una web más justa, en la que los creadores de contenido puedan decidir cómo y para qué se usa su información.
Una llamada a nuevas reglas del juego
El conflicto que plantea Cloudflare no es técnico, sino estructural. La pregunta de fondo es: ¿deberían las empresas de IA pagar por el contenido que usan para entrenar sus modelos? Para Prince, la respuesta es sí. Su visión apuesta por un ecosistema más equilibrado, donde no solo las grandes plataformas puedan beneficiarse del auge de la inteligencia artificial.
El modelo actual recuerda a una biblioteca donde cualquier lector puede entrar y copiar libros enteros sin pedir permiso ni pagar por ellos. Esto, que antes era tolerable en un contexto de enlaces y visitas, ahora representa una amenaza cuando el contenido se convierte en combustible directo para modelos que pueden replicar, reinterpretar o incluso sustituir al original.
Consecuencias para el futuro de la web
El problema no es menor. Si los modelos de IA continúan alimentándose sin restricciones, muchos sitios podrían optar por cerrar su contenido, aplicar muros de pago o restringir el acceso a través de plataformas cerradas. Esto empobrecería la diversidad informativa y aumentaría la concentración del conocimiento en manos de unos pocos gigantes tecnológicos.
Además, la combinación de buscadores e inteligencia artificial puede crear incentivos perversos. Si los sitios que bloquean a los bots pierden posicionamiento en Google, podrían verse forzados a ceder y permitir el uso de su contenido sin compensación, perpetuando una dinámica de desigualdad.
Hacia una regulación del ecosistema IA
Frente a este panorama, Prince se muestra esperanzado en que la presión de la industria y futuras regulaciones impulsen un cambio. No se trata de frenar la innovación, sino de garantizar que esta se desarrolle en un entorno donde el valor de los datos y del contenido sea reconocido y respetado.
Algunas iniciativas ya están en marcha. Medios como The New York Times han emprendido acciones legales para proteger sus archivos frente al uso no autorizado por parte de empresas de IA. Otros actores, como Reddit y Stack Overflow, han comenzado a licenciar su contenido, marcando un posible camino a seguir.
Cloudflare, desde su rol como proveedor de infraestructura, juega un papel clave al ofrecer herramientas para detectar y bloquear rastreadores de IA, ayudando a que cada creador o empresa pueda tomar decisiones informadas sobre el uso de sus datos.
Un dilema de fondo: libertad vs control
En el corazón de esta discusión está una tensión histórica de internet: la libertad de acceso a la información frente al control y la propiedad del contenido. El auge de la IA ha reactivado este dilema con fuerza, obligando a replantear cómo se distribuyen los beneficios de la tecnología.
El riesgo de una «web fantasma», en la que los datos siguen disponibles pero no para los humanos sino solo para las máquinas, es una preocupación creciente. Por eso, el debate abierto por Cloudflare es mucho más que una cuestión técnica: es una conversación urgente sobre el tipo de internet que queremos construir.
