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La gravedad como código: una nueva mirada al universo como simulación informática

Pintura digital que representa una galaxia espiral fusionándose con un patrón digital abstracto

¿Y si la gravedad no fuera una fuerza, sino un resultado de cómo el universo gestiona la información? Esa es la hipótesis que plantea el físico Melvin M. Vopson, cuya teoría publicada en AIP Advances propone un giro radical en nuestra comprensión de uno de los pilares de la física.


La gravedad y el universo como sistema de compresión de datos

Durante siglos, la gravedad ha sido considerada una de las fuerzas fundamentales de la naturaleza. Desde Newton hasta Einstein, ha sido descrita como una atracción entre masas o una curvatura del espacio-tiempo. Pero según Vopson, podría no ser una fuerza en sí misma, sino un efecto emergente del procesamiento de información dentro del universo.

En su modelo, el universo funciona como un gran ordenador. Así como los sistemas digitales buscan constantemente optimizar sus recursos, reestructurando y compactando datos para ahorrar energía, memoria y tiempo de cálculo, el cosmos podría estar haciendo lo mismo. La gravedad, en esta lógica, sería la manifestación observable de esa búsqueda de eficiencia informática.


Segunda ley de la infodinámica: cuando el orden informativo importa

En 2023, Vopson introdujo el concepto de la segunda ley de la infodinámica, una propuesta inspirada en la teoría de la información de Claude Shannon. Esta ley sostiene que en un sistema cerrado, la entropía informativa –es decir, el grado de desorden en la información– tiende a disminuir o mantenerse constante.

Esto contrasta con la segunda ley de la termodinámica, que indica que la entropía física siempre aumenta con el tiempo. Por ejemplo, cuando una taza de café caliente se enfría, la energía se dispersa hasta alcanzar el equilibrio térmico. En ese punto, el desorden molecular es máximo. Pero desde un punto de vista informativo, ocurre lo contrario: la información sobre las energías individuales de las moléculas se vuelve más simple, más fácil de describir.


Gravedad como optimización informativa

Si en lugar de analizar la energía se estudia la distribución espacial de las partículas, se observa que cuando estas se agrupan —como sucede al formarse una galaxia o un planeta—, la cantidad de información necesaria para describirlas disminuye. Es como pasar de tener que seguir a miles de individuos dispersos a simplemente indicar dónde está una masa común.

Vopson compara este comportamiento con lo que ocurre en las simulaciones por ordenador: cuando los objetos se agrupan, la carga informativa baja. Por tanto, la atracción gravitatoria podría ser, en realidad, una tendencia natural del universo a reducir su entropía informativa, reordenando la materia para hacer más eficiente su «procesamiento».


El universo en «pixeles» informativos

En este marco, el espacio no sería continuo, sino compuesto por celdas diminutas de información, como los píxeles de una imagen digital o los bloques de un videojuego. Cada celda contendría datos básicos sobre lo que hay en esa región: una partícula, su energía, su posición.

Cuando hay muchas partículas distribuidas de forma aleatoria, el sistema se vuelve complejo. Pero si esas partículas se agrupan, la descripción de ese espacio es mucho más simple. Esto equivale a una compresión de datos a nivel cósmico.


Equivalencia con la ley de Newton

Una de las afirmaciones más llamativas del estudio es que esta fuerza informacional emergente tiene un comportamiento matemático que coincide con la ley de la gravedad de Newton. Es decir, si uno calcula la «presión» hacia la simplicidad informativa en un sistema, obtiene un resultado indistinguible de la fuerza gravitacional clásica.

Esta idea se relaciona con trabajos anteriores sobre la llamada gravedad entrópica, pero va un paso más allá al conectar directamente la dinámica de la información con la estructura del universo.


Implicaciones: ¿vivimos en una simulación?

La posibilidad de que el universo se comporte como un programa informático ha sido considerada desde hace años por físicos y filósofos. Esta teoría no afirma de forma concluyente que vivimos en una simulación digital, pero ofrece un marco en el que muchas propiedades del universo —como la simetría, la eficiencia, la leyes emergentes y la compresión informativa— se explican de manera natural.

Es como si al estudiar cada rincón del cosmos, encontráramos pistas de un código fuente. No uno programado por humanos, sino un sistema en el que las reglas de la información crean las reglas de la física.


Un cambio de perspectiva

Aunque la teoría de Vopson está lejos de ser aceptada universalmente, abre la puerta a una nueva forma de entender el universo. Quizás, más que una máquina regida por fuerzas fundamentales, habitamos una especie de software cósmico, donde lo que percibimos como gravedad es solo el eco de una regla informática: la búsqueda de orden en el caos de datos.

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