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Botto: El artista de la IA que está adquiriendo personalidad

Botto, el artista de inteligencia artificial en acción

Imagina un pintor que nunca duerme, nunca se cansa y siempre está creando. No tiene manos ni un estudio lleno de pinceles, pero en su lugar cuenta con GPUs y algorítmos que trabajan incansablemente. Este es Botto, un artista descentralizado que ha logrado recaudar más de 4 millones de dólares desde 2021 vendiendo sus obras de arte generadas por inteligencia artificial. Pero su historia no termina ahí; ahora, Botto está en el camino para desarrollar una personalidad propia.

¿Qué es Botto y cómo funciona?

Botto no es un artista tradicional ni una simple herramienta de generación de imágenes. Fue creado en 2021 por el artista alemán Mario Klingemann, el emprendedor mediático Simon Hudson y el científico computacional Ziv Epstein. Este sistema combina un generador de imágenes basado en inteligencia artificial, similar a herramientas como DALL-E o Midjourney, con un modelo de «gusto». Este modelo selecciona las imágenes más atractivas generadas por el sistema, guiado por las votaciones de una comunidad de entusiastas que participan activamente en su evolución.

La gobernanza de Botto se realiza a través de una Organización Autónoma Descentralizada (DAO). Los usuarios pueden adquirir la criptomoneda $Botto para influir en las decisiones sobre cómo se administra y desarrolla el sistema. Es decir, Botto no solo genera arte; también está moldeado por una comunidad global de participantes que deciden su dirección creativa.

Botto en el mercado del arte

Desde su creación, Botto ha ganado reconocimiento internacional. En octubre de 2024, una de sus exposiciones en Sotheby’s, Nueva York, generó ventas por 350,000 dólares. Este es solo uno de muchos eventos exitosos para Botto, que ya ha acumulado un total de más de 4 millones de dólares en ventas.

Lo que distingue a Botto es su capacidad para innovar en un espacio tradicionalmente dominado por humanos. Como señala Mario Klingemann, su creador, “las herramientas de inteligencia artificial no son simples generadores de copias, sino exploradores de un ‘espacio de posibilidades’ artísticas donde encuentran combinaciones únicas y atractivas”. Aunque algunas de las obras de Botto pueden parecer similares a las de otros generadores de imágenes, su éxito en el mercado demuestra que tiene algo especial que ofrecer.

El futuro de Botto: una personalidad propia

Lo más fascinante de Botto es su evolución continua. Los creadores del proyecto han decidido integrar una versión modificada de un modelo de lenguaje extenso (LLM) de código abierto desarrollado por Mistral, junto con una base de conocimiento que permite a Botto hablar sobre sus obras de arte. Este sistema se afinará a través de las interacciones con su comunidad, permitiendo que Botto desarrolle una personalidad y hasta intereses propios.

Según Klingemann, la idea es que esta personalidad pueda influir en el tipo de arte que Botto crea. Por ejemplo, en el futuro podría experimentar con generadores de imágenes sin las restricciones actuales, como las que evitan contenido controvertido o violento. Este proceso es comparado con la maduración de un ser humano: “A medida que Botto crezca, podría asumir mayores riesgos creativos”, afirma Hudson.

Cuestión de ética: ¿Arte o imitación?

El impacto de proyectos como Botto en la comunidad artística no está exento de controversias. Muchos artistas humanos temen que las herramientas de inteligencia artificial, entrenadas en millones de obras con derechos de autor, puedan amenazar sus medios de vida al producir imitaciones infinitas bajo demanda.

Sin embargo, los creadores de Botto argumentan que su modelo no constituye plagio. Klingemann explica que el arte generado por la IA no roba ideas, sino que explora un «espacio de posibilidades» creativas. En su opinión, la verdadera creatividad radica en identificar algo interesante dentro de esas posibilidades y presentarlo como algo nuevo y emocionante.

Desde WWWhatsnew.com creemos que este debate es fundamental para entender el rol de la inteligencia artificial en el mundo del arte. Si bien Botto plantea preguntas sobre qué significa ser un artista, también resalta la importancia del ingenio humano que impulsa estas tecnologías.

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