En los últimos años, Alemania se ha enfrentado a un desafío creciente que pone en riesgo su ambición de convertirse en un referente mundial de startups y tecnología de punta: la escasez de talento en campos clave para el desarrollo de tecnologías emergentes.
Hace unos días leí un artículo sobre el tema en sifted.eu, y el tema es realmente preocupante, ya que no solo afecta a las empresas en fase de arranque sino también cómo podría entorpecer el progreso tecnológico del país, y del continente.
Una startup con base en Münster, Pixel Photonics, ejemplifica este desafío. Dedicada a la fabricación de detectores de fotones individuales para aplicaciones en computación cuántica, comunicaciones, microscopía y diagnósticos de salud, ha tenido que extender su búsqueda de talento más allá de las fronteras alemanas y europeas. A pesar de sus esfuerzos y del capital que ha levantado tanto de inversores privados como de subvenciones de la UE y Alemania, encontrar los perfiles adecuados, desde técnicos de sala blanca hasta ingenieros y administradores de sistemas, se ha convertido en una tarea hercúlea.
Contratar fuera de la Unión Europea presenta un laberinto de obstáculos burocráticos para las empresas alemanas. Desde la obtención de visados hasta la firma de contratos de trabajo, pasando por la espera de números fiscales, son procesos que ralentizan significativamente a las startups. Por otro lado, la competencia por el talento se intensifica con la presencia de gigantes corporativos como Intel y TSMC, que con sus inversiones multimillonarias en fábricas de semiconductores, atraen a un número significativo de profesionales cualificados.
La competencia global por talento especializado no es el único desafío; la propia estructura del mercado laboral alemán agrava la situación. Alemania carece de 310.000 profesionales en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), y ha visto cómo el interés de los estudiantes en estas áreas disminuye. Esto afecta especialmente a startups de tecnología profunda (deeptech) que requieren habilidades altamente especializadas y, a menudo, únicas para su sector.
El proceso para trasladar talento internacional a Alemania es complejo y, a veces, desalentador. Los desafíos van desde la obtención de visados hasta la integración cultural, incluyendo la búsqueda de vivienda en un mercado no siempre abierto a extranjeros. La burocracia y una cultura de bienvenida a veces reticente juegan en contra de la agilidad que las startups necesitan para crecer y competir en el ámbito global.
Es necesario que en Europa se simplifique el proceso de inmigración y establecimiento para trabajadores cualificados extranjeros. Asimismo, considero que tanto el sector educativo como el gubernamental deben trabajar de manera conjunta para incrementar el interés y la formación en campos STEM, asegurando así un flujo constante de talento local e internacional hacia las áreas de innovación que el país busca liderar.
La promoción de grados dobles, como física cuántica e informática, junto con apoyo financiero gubernamental más allá de las ayudas estudiantiles tradicionales, podría ser un buen punto de partida, pero el sistema educativo se tiene que poner las pilas para ofrecer lo que el mercado necesita.