Seguramente todos vosotros habéis visto ya los vídeos que circulan por las redes sociales en los que se programa a ChatGPT para que actúe como un entrevistador de una oferta de empleo. Es tan sencillo como pegarle la oferta y pedirle que actúe como alguien que os hace una entrevista para la misma, las preguntas que generará tendrán bastante sentido.
Pero no nos engañemos, el potencial de ChatGPT para revolucionar la forma en que nos preparamos para las entrevistas de trabajo es muy limitado. Esta visión optimista merece un escrutinio detallado, especialmente cuando se consideran las complejidades inherentes a la interacción humana y el proceso de selección de empleo.
La idea de utilizar ChatGPT para entrenar respuestas a posibles preguntas de entrevistas de trabajo no es nueva. De hecho, ha ganado popularidad en plataformas como TikTok, donde los usuarios comparten sus experiencias positivas con este método. Según estos testimonios, ChatGPT puede actuar como un simulador de entrevistas, ofreciendo preguntas y retroalimentación que podrían ser útiles para los candidatos. La tecnología incluso va más allá, recomendando el uso de su función de voz para practicar respuestas de manera más natural y realista.
Sin embargo, aquí radica el primer punto de preocupación: la simulación de una entrevista de trabajo mediante IA no puede capturar completamente la dinámica y los matices de una interacción cara a cara. Las entrevistas reales a menudo incluyen evaluación de lenguaje corporal y la capacidad de adaptarse a conversaciones imprevistas, aspectos que ChatGPT, por muy avanzado que sea, aún no puede replicar con total fidelidad.
Por otro lado, existe el riesgo de que los candidatos se vuelvan demasiado dependientes de respuestas preconcebidas, perdiendo la autenticidad y la capacidad de pensar de manera crítica y adaptativa durante una entrevista real. Si bien ChatGPT puede ofrecer una base para la preparación, es crucial que los usuarios no sustituyan el desarrollo de habilidades interpersonales y de comunicación efectiva por interacciones con una IA.
Otro punto de discusión es el impacto ético y práctico de entrenar con IA para procesos de selección. La preparación de entrevistas con ChatGPT podría, teóricamente, nivelar el campo de juego, ofreciendo a todos los candidatos acceso a recursos de entrenamiento similares. Sin embargo, esto también podría llevar a una homogeneización de las respuestas, donde los empleadores se encuentran con candidatos que suenan sorprendentemente similares, dificultando la identificación de verdaderos talentos y personalidades únicas.
Como veis, aunque la idea de «hackear» el proceso de entrevista mediante IA puede parecer atractiva, es esencial recordar que el objetivo final de una entrevista de trabajo es establecer una conexión humana y demostrar no solo competencia técnica sino también habilidades interpersonales y adaptabilidad. La dependencia de la IA en este proceso podría socavar estos objetivos, favoreciendo una perspectiva más mecanizada del proceso de selección.