Desde la ciudad de Lünen, un soplo de innovación se cuela entre las noticias del sector inmobiliario. Aquí estoy informándome sobre cómo una impresora de dimensiones colosales va dando forma, capa sobre capa, a lo que pronto será un hogar para varias familias. No es ciencia ficción, es la realidad de la construcción 3D, una técnica que está cambiando la forma en que pensamos en la edificación de viviendas asequibles.
En el corazón de Alemania, un proyecto pionero está tomando forma. Se trata de un edificio de apartamentos que, a diferencia de los tradicionales bloques de ladrillo y cemento, emerge de la tierra gracias a la tecnología de impresión en tres dimensiones. Este método, que podría parecer extraído de una novela de ciencia ficción, consiste en superponer material, como si de una impresora de papel se tratara, pero a una escala mucho mayor y con un «tinte» de cemento especial.
Ya os he hablado varias veces sobre el tema, y la empresa Peri 3D Construction vuelve a ser la artífice de esta hazaña, utilizando una impresora modelo COBOD BOD 2. Imaginen un robot que, en lugar de tinta, utiliza un compuesto similar al cemento para ir construyendo las paredes de una casa, siguiendo un diseño preestablecido. Este proceso, que se espera dure unas 100 horas para los dos primeros pisos, no solo es fascinante, sino que promete ser un método más eficiente y sostenible.
El edificio contará con tres pisos y ofrecerá seis apartamentos, con tamaños que oscilan entre los 61 y los 81 metros cuadrados. Pero lo que realmente llama la atención es el aspecto de estas viviendas: las dos primeras plantas mostrarán una textura acanalada, característica de la impresión 3D, mientras que el tercer piso, construido de madera, aportará un contraste natural y cálido.
A pesar de la automatización de la construcción, el toque humano sigue siendo indispensable. Los constructores intervienen para instalar desde el tercer piso de madera hasta los acabados finales, como ventanas y sistemas de plomería y electricidad. Este equilibrio entre máquina y mano de obra es un ejemplo de cómo la tecnología puede coexistir con los métodos tradicionales.
No puedo evitar pensar en el potencial de esta tecnología para enfrentar retos globales como la crisis de vivienda. La impresión 3D en la construcción no es solo una cuestión de ahorro de costes y tiempo, sino también un paso hacia la sostenibilidad en un mundo que clama por soluciones más conscientes con el medio ambiente. Hasta hora los precios de estas viviendas no eran nada baratos, pero ahora estamos hablando de vivienda social.
Esperemos que el acceso a la vivienda no se transforme en la pesadilla actual y sí en algo que todos demos por sentado.