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Claves para cautivar a reclutadores en LinkedIn: Evita los mensajes predeterminados

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En la intrincada selva del mercado laboral actual, el acto de buscar empleo ha trascendido la mera entrega de un currículum. Ahora, nos encontramos en una época donde incluso las interacciones más frías deben calentarse con un toque de personalidad. La plataforma LinkedIn se ha convertido en un escenario clave para este propósito, ofreciendo herramientas que, aunque a primera vista parecen facilitar la conexión con potenciales empleadores, pueden terminar siendo un obstáculo si no se utilizan con astucia.

¿Por qué los mensajes genéricos no te abren puertas?

LinkedIn y su comodidad seductora nos presentan una opción rápida: el mensaje plantilla. Con solo pulsar un botón, nos permite disparar una ráfaga de mensajes hacia innumerables reclutadores, pero aquí radica el dilema. Estos mensajes, lejos de mostrarnos como candidatos sobresalientes, se sumergen en un mar de similitudes, perdiendo la oportunidad de captar la atención de quien podría estar al otro lado pensando en nuestro futuro profesional.

He notado que estos mensajes automatizados, lejos de ser una solución, se han convertido en parte del ruido. Parecen clones entre sí, y para un reclutador cuya bandeja de entrada bulle con cientos de correos, el mensaje que empieza con un «¡Espero que estés bien!» se convierte rápidamente en uno más del montón.

El peligro de los errores automáticos

En mi experiencia, los errores de formato o frases incoherentes son una constante en estos mensajes preconcebidos. Si tu perfil de LinkedIn ostenta un titular creativo o poco convencional, es probable que el sistema genere una presentación que, lejos de beneficiarte, te presente ante el reclutador de una manera poco profesional.

La plantilla de LinkedIn tiende a sugerir una conversación rápida, una petición que para muchos reclutadores resulta vaga e irreal. Estos profesionales suelen tener agendas apretadas, repletas de entrevistas y análisis de currículums meticulosos. Es poco probable que dediquen tiempo a un diálogo abierto sin haber primero evaluado la pertinencia del perfil del candidato.

La brevedad y falta de detalles específicos es quizás el talón de Aquiles de los mensajes prediseñados. No basta con mencionar el cargo actual; se debe iluminar con ejemplos concretos que demuestren cómo la experiencia y habilidades del candidato se alinean con las necesidades del puesto ofrecido.

Frente a la tentación de la inmediatez, abogo por la redacción de mensajes personalizados. Estos deben ser breves cartas de presentación en las que se desplieguen las habilidades y se exprese un conocimiento genuino de la empresa objetivo. No se trata de escribir una novela, sino de encontrar ese equilibrio donde cada palabra aporte valor a nuestra propuesta.

Ya sé que no es fácil, pero es la única forma de competir en un mundo donde ahora los perfiles más secos pueden alumbrarse con ChatGPT. Es esencial que cada mensaje que enviemos actúe como un abridor de conversaciones, mostrando no solo nuestro interés, sino también lo que nos distingue del resto de candidatos. Asumir esta tarea con seriedad puede parecer un desafío, pero es uno que, sin duda, tiene la capacidad de cambiar la trayectoria de nuestra búsqueda de empleo.

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