Bitcoin, la famosa criptomoneda, es oficial ya desde hoy en El Salvador como moneda de curso legal, algo que ha generado (y está generando) muchas protestas en el país.
La gran mayoría de la población no quiere usar Bitcoin, quieren seguir con el dólar, y creen que el Bitcoin como curso legal será usado principalmente para lavar dinero, y que su poca estabilidad lo harán inviable en el día a día.
El gobierno del presidente Nayib Bukele, por otro lado, cree que esta medida ayudará a que muchos salvadoreños tengan acceso a servicios bancarios por primera vez, y está seguro que conseguirá ahorrar unos 400 millones de dólares en comisiones por remesas enviadas desde el extranjero cada año. Hay más de un millón de salvadoreños en el extranjero enviando dinero al país, a sus familiares, y creen que esta medida les ahorrará comisiones.
El Salvador ya ha comprado sus primeros 400 Bitcoins, en dos tramos de 200, y prometió que vendrían más. Estamos hablando de unos 21 millones de dólares (en estos momentos, puede ser que dentro de unas horas sea un valor diferente).
El Salvador tiene 6,5 millones de habitantes, y gran parte opinan que el Bitcoin es una moneda que no existe y que solo beneficiará a los ricos.
Para facilitar el uso, el gobierno está instalando más de 200 cajeros automáticos de Bitcoin, algunos custodiados por soldados para que nadie los dañe, algo factible si tenemos en cuenta que el 70 por ciento de los salvadoreños se opuso a la medida.
Para usar los bitcoins será necesario descargar la billetera electrónica Chivo, desde donde es posible comprarlos y gastarlos, aunque la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social insiste en que es «inconstitucional» obligar a los comerciantes a aceptar Bitcoin como forma de pago.
Y mientras la preocupación por el aumento del lavado de dinero de actividades delictivas y la financiación del terrorismo aumenta, Bukele afirma que ya hay unos 50.000 ciudadanos usando la criptomoneda.