Cuando imprimimos un objeto, aunque sea imprimir una miniatura, tenemos que tener en cuenta decenas de variables para que el resultado sea perfecto, pero hay ciertas cosas que una impresora 3D no es capaz de hacer, como controlar el brillo del resultado, algo que hoy por hoy depende del material utilizado.
El hardware de impresión 3-D no está diseñado para tratar con las diferentes viscosidades de los barnices que dan a las superficies un aspecto brillante o mate, pero eso está cambiando.
El investigador del MIT Michael Foshey y sus colegas pueden tener una solución: un sistema de impresión combinado de hardware y software que utiliza barnices listos para usar para terminar objetos con patrones de brillo realistas que varían en cada zona.
El objetivo es darle realismo al objeto, ya que podremos configurar brillos, sombras… podremos incluso reproducir fielmente obras de arte y distribuir réplicas casi impecables a museos sin acceso a originales, o prótesis de apariencia más realista.
Foshey es ingeniero mecánico del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT (CSAIL), y presentará el artículo en la conferencia SIGGRAPH Asia del próximo mes, junto con el autor principal Michal Piovarči de la Universidad de Lugano en Suiza.
El brillo es el resultado del reflejo de la luz. Una superficie de alto brillo es reflectante, y una de poco brillo o mate no refleja, como el hormigón. Los barnices que dan un acabado brillante tienden a ser menos viscosos, al contrario que los mates.
Cuál es el problema de la impresión 3D actual
El problema es que las impresoras 3D típicas no pueden manejar los barnices de alta viscosidad necesarios para variar la reflectividad de una superficie, pero esta nueva impresora usa un sistema diferente. Las actuales pueden obstruir sus boquillas con barnices, y por eso diseñaron una impresora con boquillas grandes y la capacidad de depositar gotas de barniz de diferentes tamaños.
El barniz se almacena en el depósito presurizado de la impresora y una válvula de aguja se abre y se cierra para liberar gotas de barniz sobre la superficie de impresión. Se logra una variedad de tamaños de gotas controlando factores como la presión del depósito y la velocidad de los movimientos de la válvula. Cuanto más barniz se libere, más grande será la gota depositada.
De esta forma consiguen que el efecto sea realista, ya que los patrones no se distinguen desde la distancia.
La impresora utiliza solo tres barnices disponibles en el mercado: uno brillante, uno mate y otro intermedio. Al incorporar estos barnices en su patrón de medios tonos preprogramado, la impresora puede producir tonos de brillo continuos y que varían espacialmente en toda la superficie de impresión.
imagen: Instituto de Tecnología de Massachusetts