En Barcelona hay varias empresas de alquiler de motos eléctricas, motos que podemos coger en la calle y dejar en cualquier lugar permitido dentro de la zona. eCooltra, yugo, muving, scoot… esta última llegó a la ciudad hace pocos meses, un proyecto que solo estaba disponible en San Francisco y que ofrece vehículos capaces de alcanzar los 80 km/h, lo que les permite entrar en las rondas de la ciudad (a diferencia de eCooltra y yugo, que solo llegan a los 50). Scoot también tiene un gran número de bicicletas eléctricas por la ciudad, siendo una opción que el resto de las mencionadas compañías no tiene.
Hablamos con Enrico Sargiacomo (BCN General Manager), en la sede de Scoot en Barcelona, para entender mejor cómo funciona el proyecto.
– ¿Tenéis pensado ampliar el número de ciudades?
Sí, la idea es llegar a 5 ciudades europeas en 2019, pero aún no es posible divulgar cuáles. Cada ciudad tiene sus características únicas, y deben estudiarse para saber cuál es la mejor opción durante el desarrollo del proyecto.
– ¿Cómo ha sido la llegada a Barcelona?
Barcelona tiene muchos puntos comunes a San Francisco, pero aún así la implantación de las motos (fabricadas por la empresa Silence) y de las bicicletas ha sido diferente. San Francisco no tiene el problema del tráfico de Barcelona, y ellos tienen infraestructura para cargar las Scoots en parkings. En Barcelona es necesario tener más gente para poder dar manutención, recargar baterías y demás (actualmente son un total de 50 personas trabajando en Barcelona).
Hay problemas comunes en todas las ciudades, ya que para crear motos adaptadas al sharing es necesario crear componentes específicos de diseño de producto, y la manutención es necesaria constantemente (es importante tener en cuenta que una moto creada para ser compartida puede hacer en dos meses los mismos km que una moto tradicional en un año).
Los usuarios (residentes de Barcelona, ya que no es un producto hecho para turistas) comenzaron a usar los vehículos rápidamente, el nivel de satisfacción ha sido increíble, y eso indica que vamos por el buen camino. La demanda es enorme, hay mucho espacio para crecer en este sector, y la regulación actual no limita el número de vehículos, siempre y cuando se circule por la zona permitida y se aparque en lugares adecuados.
Con las bicicletas somos un bicing mejorado, no es para turistas, es para residentes, por lo que los usuarios saben dónde pueden conducir, no invaden las vías de forma aleatoria, y eso es algo que desde el ayuntamiento se aprecia.
– ¿Hay alguna prioridad dentro de la empresa a la hora de poner más bicis o más motos?
Lo que queremos es proporcionar a los usuarios una forma de moverse por la ciudad, que se adapte a cada ciudad. Bicicleta, moto… el vehículo es la herramienta del objetivo propuesto por Scoot. El fundador de la empresa es urbanista, y el objetivo es complementar el transporte público actual.
Está claro que desde el punto de vista de negocio hay que tener en cuenta que el periodo de recuperación de inversión de un patinete o de una bicicleta es menor que el de una moto, pero el objetivo no es solo obtener lucro a corto plazo y sí balancear las necesidades de quien vive en cada una de las ciudades.
– ¿Qué hace Scoot con los datos recopilados de trayectos realizados?
Es una información privada que tratamos para tomar decisiones internas, no vendemos los datos a nadie ni creemos tener datos que sirvan al ayuntamiento para tomar decisiones sobre nuevas vías. Estamos abiertos a compartir datos que el Ayuntamiento crea que pueden ser interesantes para la gestión de la ciudad, pero seguramente, la mayor parte de datos que les podemos proporcionar, ellos ya los saben.
Lo que vemos en el día a día responde a la lógica: estudiantes que van a las universidades, gente que va en moto o bici hacia el metro, gente que va en moto al Camp Nou en días de fútbol… el big data no forma parte de nuestro negocio, ni tenemos interés en que lo sea. No tenemos, ni tendremos, nada que el ayuntamiento no sepa desde hace muchísimo tiempo.
– Podemos coger y dejar una moto o bicicleta en cualquier lugar dentro del mapa predefinido en la app (que es prácticamente toda la ciudad) ¿Cómo se definen las zonas permitidas para dejar los vehículos?
Es una decisión basada en cuentas, en demanda. Si las cuentas cuadran, podremos llegar a Girona, no hay problema. De momento vamos abriendo zonas poco a poco, pero la ampliación podría ser rápida a medida que notemos que hay demanda en los barrios en los que aún no hemos llegado.
Una variable interesante que analizamos es ver la cantidad de motos aparcadas en las fronteras de los barrios en los que no se puede aparcar, cuando haya un porcentaje alto de motos en esas zonas, pondremos sobre la mesa la posibilidad de ir ampliando.
Seguiremos analizando de cerca el mercado de alquiler de vehículos eléctricos, un sector que tiene todas las cartas para conquistar las calles de las grandes ciudades.