Si se entrena a un programa con millones de imágenes de perros, aprenderá a diferenciar a este tipo de animal con cualquier otra cosa. Esa es la base de la inteligencia artificial: entrenamiento previo para realizar acciones con nuevos datos, y esa idea puede aplicarse a prácticamente cualquier área.
La medicina es una de las grandes beneficiadas de la Inteligencia Artificial, ya que es posible entrenar a sistemas de reconocimiento de imagen para que sepa identificar lo que es un lunar de lo que puede ser un inicio de cáncer de piel. Es cierto que prácticamente cualquier dermatólogo sabe diferenciar algo así, pero ninguno tiene en su cabeza millones de imágenes para realizar comparaciones en pocos segundos.
En bigdatamagazine.es hablan de un caso especialmente interesante. Ibermática, la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el centro de investigación TECNALIA y la empresa Noraybio están trabajando en una herramienta para diagnosticar a tiempo el melanoma cutáneo y el carcinoma basocelular, usando para ello sistemas de inteligencia artificial. Los tratamientos podrán ser bastante personalizados, ya que también están estudiando datos moleculares relacionados con el pronóstico.
Usan la tecnología OCT (Tomografía por Coherencia Óptica, fotos con resolución microscópica) para diagnosticar el cáncer de piel, y se analizarán las fotos de la evolución de las manchas para que se comparen con las usadas en el entrenamiento de las máquinas.
Hay un proyecto europeo llamado ASTONISH -Advancing Smart Optical Imaging and Sensing for Health-, proyecto que durará 3 años y que finalizará en 2019. Esta herramienta forma parte del proyecto, y todo parece indicar que será un éxito.