Aunque parece que se habla menos en la prensa de la impresión 3-D, sigue siendo muy usada en varios sectores, y en el MIT siguen trabajando para hacer que este mundillo sea más útil para todos.
Uno de los principales problemas encontrados es que una vez que se imprimen los objetos, son definitivos. Si necesita un cambio, se necesitará una reimpresión. Pero ahora hay una forma de realizar cambios posteriores: cambiar el color de algo que ha nacido de una impresora 3D.
Han sido investigadores del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (CSAIL) del MIT los que han presentado ColorFab, un método para cambiar repetidamente los colores de los objetos impresos tridimensionales, después de la fabricación.
Para ello usan su propia tinta, capaz de cambiar de color cuando se expone a la luz ultravioleta. Pueden cambiar el color de cualquier objeto en poco más de 20 minutos, y creen que poder reducir ese tiempo con futuras mejoras.
De momento se concentran en plásticos y otros materiales de impresión 3-D comunes, pero creen que podrían llegar a conseguirlo con ropa y otros artículos.
Stefanie Mueller, Profesora Asistente de Desarrollo Profesional de X-Consortium en los departamentos de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación y Mecánica Ingenieria, comentó que esto podría ayudar a evitar que la gente tirase tantas cosas, ya que al cambiar el color da la sensación de ser algo nuevo.
Para conseguirlo, el equipo desarrolló un flujo de trabajo de hardware/software simple. En primer lugar, al usar la interfaz ColorFab, los usuarios cargan su modelo tridimensional, eligen los patrones de color deseados y luego imprimen el objeto totalmente coloreado. Después de imprimir, cambian los objetos usando luz ultravioleta para activar los colores deseados y la luz visible para desactivar a los demás.
La tinta personalizada del equipo está hecha de un tinte base, un fotoiniciador y colorantes adaptables a la luz. Los tintes adaptables a la luz (fotocromáticos) resaltan el color en el colorante base, y el fotoiniciador permite que el colorante base se endurezca durante la impresión tridimensional.
El equipo probó ColorFab en tres criterios: tiempo de recolocación, precisión y qué tan rápido decayó el color, variables que están mejorándose poco a poco.